¿Sustituirá al taller el bricolaje del automóvil hecho por usuarios manitas?
Me causa perplejidad la proliferación de nuevos negocios vinculados al bricolaje del automóvil. Yo los defino como talleres sin mecánicos. Parece que en España todos nos hemos vuelto muy manitas y cuando la economía aprieta mejor hacer las cosas uno mismo que recurrir a los que de verdad entienden de la reparación y mantenimiento del vehículo. ¿Un peligro para los talleres tradicionales? Ni de broma.
A mí me resulta incomprensible este aparente furor del “do-it” en el coche. Cierto que mi caso no debería contar, ya que mi pericia para este tipo de trabajos es prácticamente nula. Me cuesta hasta colgar un cuadro, como para cambiar el aceite de un coche yo solito. Y, sin embargo, parece que es negocio. Incluso algunos talleres ya existentes se apuntan a esta tendencia y alquilan parte de sus instalaciones, en cómodos boxes, con su maquinaria y herramienta básica, para que los conductores den rienda suelta a su pasión por la mecánica. Y, si se atascan en la intervención, repararles el coche con los empleados propios. Un chollo, vaya.
Repasando noticias publicadas en infotaller.tv en los últimos dos meses, encuentro los casos de Autobox Compostela, Repara tu Vehículo o RCM Automoción. A mí me suena sobre todo Car and You, quizá porque estuve en la presentación de su primer centro, en Getafe (Madrid), casi cuando comenzamos en InfoCap. En el buscador de google, si pones bricolaje del automóvil, aparecen de las primeras las enseñas Autopit, en Estepona (Málaga), y Boxes4 (Toledo). Pero hay muchas más de las que pensamos.
No pocos talleres convencionales desdeñan esta fórmula y la entienden casi como una competencia desleal. Mejor esto que el mecánico o negocio clandestino e ilegal, que esa figura sí que está arreciando con la crisis. No obstante, la viabilidad o el éxito de esas iniciativas de 'talleres sin mecánicos' están condicionados por el menor número y el más sencillo tipo de intervenciones que se pueden realizar en estos centros. El verdadero taller impone el valor añadido de su conocimiento técnico y experiencia. Además, la complejidad tecnológica de los nuevos vehículos dificulta e incluso impide el acceso a operaciones que antes parecerían bastantes simples. Y para las más complejas, y más costosas, no hay bricolaje que valga.
Así que tranquilos, dejemos que durante un rato una minúscula parte de la población conductora sueñe con emular a los mecánicos que ve en la tele durante la retransmisión de la Fórmula 1 y en su ensoñación comparen su modesto utilitario con el vertiginoso Red Bull de Sebastian Vettel. No nos engañemos, el que sabe de reparar coches es el taller.