La evolución de los motores acarreó la adaptación de la normativa a las nuevas exigencias, surgiendo en la década de los 90, el OBD-II. En Europa se adoptó la normativa a principios del nuevo siglo, surgiendo el EOBD.

Básicamente, ambas son lo mismo, si bien es cierto que, dada quizás la mayor facilidad fonética en su pronunciación, nos empeñamos en mal nombrarla OBD. Pero, ¿qué nos permite exactamente esta rutina de diagnosis?

En esta segunda parte del primer vídeo que publicamos sobre este tema y que nos ayuda a profundizar en su conocimiento.