Cómo debe ser el jefe perfecto de un taller mecánico
Un buen encargado no debe generar más estrés, sino reflexionar con serenidad y actuar en consecuencia.
¿Quién dijo que ser jefe fuera fácil? Dar órdenes, controlar y verificar son algunas de sus funciones. Pero, ¿es suficiente para cumplir las actuales exigencias del mercado?
Uno de sus principales objetivos radica en la competitividad, en conseguir en menos tiempo y con menores costes mejores resultados con mayor calidad. Para ello, Cesvimap publica un artículo en el que señala que es necesario analizar nuestras fortalezas y oportunidades.
En situaciones de estrés, si el encargado se vuelca únicamente en controlar, los resultados no serán buenos, señala el post, ya que se ralentiza la producción y la entrega del servicio al cliente.
Como consecuencia se produce frustración en la plantilla, incompetencia, desconfianza y baja autoestima general, que se puede medir, por ejemplo, en el grado de absentismo laboral.
Si esta persona ve que el problema está en sus trabajadores, se acaba convirtiendo en un ciclo vicioso, que solo se rompe reduciendo la presión y permitiendo que cada técnico aporte lo mejor de sí mismo.
Un buen jefe no debe reaccionar generando más estrés, sino reflexionar con serenidad y actuar en consecuencia, en aras de aportar las soluciones más beneficiosas, consiguiendo un ambiente cooperativo y motivador, explican desde Cesvimap.
Cooperar es un proceso exigente, porque precisa de la responsabilidad de cada miembro. Por este motivo, se deben compartir una cultura o hábitos comunes, con objetivos basados en sólidos valores. La eficacia y excelencia profesional serán el resultado lógico e incidirán positivamente en la percepción del cliente y del mercado.
No obstante, también se deben tener presentes las debilidades del equipo con el único fin de corregirlas para que aumente la confianza y la seguridad del personal. Así, en el caso de que se produzcan errores, hay que analizarlos y aprender de ellos, convirtiendo la debilidad en fortaleza.
Asimismo, es necesario, subraya el artículo, apoyarse en valores y actitudes como la humildad, la sencillez, el entusiasmo, así como la capacidad de observación y escucha.
Desde Cesvimap afirman que el jefe excepcional genera colaboradores excepcionales y conduce el negocio desde 'atrás' porque se libera de tener que tirar del carro constantemente.
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