Cuáles son las averías más frecuentes en los inyectores
Es una de las reparaciones más tediosas para los profesionales
Los inyectores son unas de las piezas más complejas del vehículo, debido a su función (pulverizar la cantidad exacta de combustible en cada momento), su reparación ante una avería es una de las más caras a las que se enfrentan los usuarios y de las más costosas para los profesionales.
El inyector, al igual que otras piezas del vehículo, está constantemente sometido a un desgaste, por lo que tarde o temprano es usual cambiarlo. Este proceso se acelera si no se tienen en cuenta algunas precauciones, como utilizar combustible de calidad o conducir a bajas revoluciones.
Las averías que más suelen afectar a estos componentes se dan en sus partes internas, explican desde Autocasion. Es el caso de la tobera, encargada de distribuir el combustible. Se trata de un componente que se encuentra en el interior del cilindro y está sometido a altas temperaturas. La principal causa de fallo es la carbonilla que se va acumulando en el inyector y que acaba por taponar los orificios de salida del combustible. Además, la presión del combustible también los deforma.
Por otro lado, el uso de combustibles de mala calidad o el propio desgaste de la pieza, hace que los inyectores pierdan su hermetismo, por lo que el combustible vuelve por el circuito de retorno en lugar de salir por el inyector. Se trata de una avería que produce pérdidas de presión en el circuito de alimentación y una peor pulverización del combustible, por lo que arde peor, generando un mayor consumo e impurezas en las piezas.
Además, los inyectores también son susceptibles de sufrir fallos eléctricos, como que se quemen las bobinas de los electroimanes, aunque son de los menos frecuentes. En el caso de los modelos piezoeléctricos, el mayor problema es que los cristales tienen un número de ciclos de trabajo determinados y llega un punto en que por más corriente que reciba, el cristal no reacciona. Su vida útil tiene fecha de caducidad.
Hay que tener en cuenta que el precio de un inyector nuevo oscila entre los 250 y los 500 euros, por lo que a la hora de sustituir varios la reparación (sumadas horas de trabajo y piezas) puede superar los 2.000 euros.
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