Aroa Gutiérrez, empresaria a los 25 años: "Mi siguiente sueño es tener un local de compraventa al lado del de reparación"
La joven apostó por emprender en un mundo mayoritariamente masculino y abrió hace pocas semanas un taller en el municipio asturiano de Piedras Blancas, tras una inversión de 40.000 euros y ya cuenta con dos semanas de lista de espera. Infotaller habla con ella.
"Andaba en un salón de juegos trabajando, estaba contenta, pero no me llenaba nada cuando, de repente, surgió esa gran oportunidad que todos esperamos: había una nave en obras al lado de la gasolinera de Piedras Blancas, pasaba por delante a diario, veía que estaba por reformar, esperando su primer uso, y me decidí a hacer el esfuerzo, a comprarla, hoy puedo decir que llevo dos semanas disfrutando de mi gran sueño". Habla Aroa Gutiérrez, toda una emprendedora... pese a sus 25 años. Y es que esta asturiana de Castrillón acaba de inaugurar su propio taller mecánico, todo un negocio que dirigir dentro de un mundo mayoritariamente masculino. "Ojalá cada vez pueda haber más mujeres en los talleres", reclama al tiempo que masculla ya su próximo anhelo: "Mi siguiente sueño es tener un local de compraventa al lado del que acabo de abrir de reparación, me gusta mucho el tema de las importaciones, pero la realidad es que hace falta mucho dinero para conseguirlo, veremos a ver, con el tiempo, quién sabe".
Esta precoz aventura comenzó el pasado 8 de mayo, aquel día Aroa Gutiérrez logró adquirir ese local en obras que linda con la gasolinera a apenas un puñado de kilómetros de su casa. "Llevó su tiempo todo, sobre todo, conseguir los permisos y tener todo en regla, luego hubo que reacondicionar la nave y preparar el taller, en total, calculo que la inversión se fue a unos 40.000 euros", echa cuentas la propietaria del taller, que ya ha empezado a recoger lo sembrado.
"En estos diez días largos que llevamos en marcha, la acogida ha sido muy buena, al 90% de la gente le ha caído muy bien la apertura, ha mostrado interés, y no han parado de llegarnos trabajos, de hecho, ahora mismo contamos ya aproximadamente unas dos semanas de espera, tenemos un montón de motores pendientes, averías gordas, que es una buena señal", explica Gutiérrez que espera "abrir camino a que muchas más mujeres den el paso de emprender en un mundo de hombres como es el de los talleres".
"Lo que más me gusta es la mecánica tradicional, porque además con los eléctricos es donde menos dominio tengo por ahora, quiero enfocar más el taller hacia el área del mantenimiento y de los motores, de ellos, se encarga otra chica joven que está conmigo, que estudiamos juntos en Formación Profesional como la tercera persona que está en el taller, otro compañero del módulo, los tres formamos el equipo junto a mi padre, que también viene a echarnos una mano de cuando en cuando", describe a los miembros del equipo.
Pasión por los coches y los rallyes
Y es que lo de Aroa Gutiérrez con el mundo del motor y le mecánica fue un amor a primera vista. Una pasión que, precisamente, su padre le fue inyectando en la sangre cuando apenas levantaba un palmo del suelo. "Cuando no era más que una chiquilla, mi padre me llevaba a ver los rallyes", recuerda mirando de reojo a otra de esas ilusiones por cumplir: "Me encantan los coches y los rallyes, ojalá algún día pudiera correr en alguno, me gustaría tener esa oportunidad de probar... ¿El Rally de Llanes? ¿El de la Princesa? ¡Cómo si es en la Subida de la Plata que es por aquí y un poco más local", suspira.
"Aquellos años disfrutaba viendo los coches, ver cómo sonaban los motores, verlos derrapar por las curvas de los montes de la zona, luego, ya más mayor he seguido yendo con él y también con amigos", recuerda esta asturiana que, igualmente, tuvo un contacto directo con los automóviles en su primer trabajo.
"Estuve un año largo trabajando en el concesionario de una multinacional en Avilés, me gustó esa primera experiencia, pero al final lo tuve que dejar e irme a otro sector", echa la vista atrás, sin olvidar donde estaba, cuál era la penúltima parada, antes de echar a volar en solitario: aquel salón de juego cerca de casa. "Estaba contenta, no me iba mal, pero la realidad es que no me llenaba lo que hacía, ahora sí". Porque su sueño era éste. Y Aroa, a los 25, aceleró hasta él. Su primer taller ya es una realidad.
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