Cinco motivos para cambiar el filtro de habitáculo en invierno
Protege la salud del motor, evita la entrada de polvo y polen al interior del coche y reduce el consumo de combustible, entre otros.
Mantener el filtro de aire en buenas condiciones es sencillo y asegura que el aire que entra al motor esté libre de partículas contaminantes, como polen, polvo o insectos.
Limpiarlo, al menos, cada seis meses y sustituirlo cada 10.000 o 15.000 kilómetros (o una vez al año), tiene beneficios para el vehículo, los ocupantes y el medio ambiente.
Para concienciar de la importancia de tener en buen estado este elemento indispensable del sistema de climatización, Midas ha elaborado un artículo en su blog, en el que explica los motivos por los que conviene cambiarlo en invierno.
El primer agradecido de sustituir el filtro es el motor, porque se evita que los cilindros se ensucien y que se contamine el aceite.
Si el filtro de aire está obstruido por culpa de la suciedad acumulada, no podrá realizar sus funciones de forma óptima, por lo que aumentará el consumo de combustible.
Un mayor consumo de carburante aumenta la concentración de gases tóxicos. Así que la sustitución del filtro contribuye a cuidar el medioambiente y la pureza del aire.
Un filtro taponado afecta directamente al sistema de climatización y al confort en el habitáculo. Además, aumenta las posibilidades de que se forme moho y bacterias que pueden dañar el sistema y favorece que entren en el automóvil polvo y polen, algo especialmente problemático para los alérgicos.
Cambiar el filtro de aire del coche es, por tanto, relevante para el buen funcionamiento del vehículo y una manera de prevenir averías costosas.
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