Probar a hurtadillas el superdeportivo de un cliente no parece muy buena idea, sobre todo si no se tiene la suficiente pericia para conducir este tipo de vehículos (ver noticia). Un mecánico estadounidense estrelló recientemente el Ferrari Enzo de un cliente.
Según la prensa internacional, el mecánico, empleado de un concesionario de vehículos de lujo de Connecticut, conducía el vehículo e iba acompañado por un colega de profesión cuando sucedió el accidente.
El vehículo se encontraba en un carril de aceleración para incorporarse a una autovía cuando empezó a dar bandazos, se saltó los tres carriles de la vía, chocó contra una barrera y acabó empotrado en la mediana. Ninguno de los ocupantes resultó gravemente herido. No se puede decir lo mismo del coche, que resultó seriamente dañado sobre todo en su lado derecho.
El coche es uno de los apenas 400 que existen de este modelo y tiene unos 660 cv de potencia. Una tentación demasiado fuerte para el reparador que lo estrelló.
