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Luis Mascaró (Cetraa): "Ya en la fachada de un taller podemos saber si es ilegal: debe tener la placa identificativa de que está registrado en Industria"

Placas, carteles con las tarifas de mano de obra, distintivos de Consumo, trabajo a puerta cerrada, trazabilidad nula en los recambios, ausencia de factura e IVA... forman parte del surtido de rasgos por los que reconocer un taller fraudulento.

Redacción Infotaller

27 de septiembre 2024 - 13:21

Una operación contra los ilegales desmantela cuatro talleres en Huelva, dos de ellos en plena calle
Imagen de archivo de un taller ilegal en Huelva.

Los talleres ilegales y la competencia desleal son una de las grandes lacras con las que deben lidiar los mecánicos cada día. Y es que, según la Confederación Española de Talleres de Reparación de Automóviles y Afines (Cetraa), uno de cada cinco establecimientos inspeccionados son talleres ilegales que operan sin las licencias y autorizaciones pertinentes. Pero, ¿cómo detectar uno? La principal manera, nada más llegar, es fijarse en las placas y carteles que deben lucir: "El más importante es una placa identificativa que indica que está registrado en la administración competente en Industria y tiene que figurar en la fachada del taller”, explica el abogado Luis Mascaró, miembro de la Comisión de Ilegales de Cetraa y secretario general de Atayapa (Cetraa Alicante), en un reportaje para "La Vanguardia".

Pero no es el único distintivo que debe figurar en sus paredes: la ley también obliga a exponer carteles que informen sobre los precios de la mano de obra. “Además, otros distintivos que garantizan de alguna manera la legalidad del taller son los otorgados por las asociaciones provinciales o el Sistema Arbitral de Consumo a sus miembros adheridos”, señala el letrado.

Aunque las tarifas por debajo del mercado que ofrecen estos negocios fraudulentos seducen a muchos clientes, no tienen presente que, luego, serán los principales damnificados por la mala calidad de sus servicios. Para muchos consumidores, no siempre es fácil identificar un taller ilegal, ya que “hay muchos grados de clandestinidad”, según Mascaró. Muchos locales guardan un cierto orden y son aparentemente legales, pero hay algunos signos externos que pueden ayudar a reconocerlo como clandestino. 

“Muchos de estos talleres operan en el patio o el garaje de una casa, trabajan a puerta cerrada o tienes que llamar para que te abran y poder meter el vehículo”, dice Mascaró acerca de los establecimientos abiertamente clandestinos. Al no emitir facturas ni cobrar el IVA, estos negocios ofrecen precios competitivos, por lo que “mucha gente se arriesga a una reparación de dudosa calidad pensando en el ahorro”. 

Uno de estos ejemplos es que la trazabilidad de los recambios es nula. “No sabemos si utilizan piezas usadas o del desguace más allá de las legalmente permitidas, es decir, aquellas que afectan a los sistemas de dirección, suspensión o frenado”, advierte el jurista.

Impacto medioambiental y derechos vulnerados

Pero es que, además, acudir a un taller clandestino no sólo tiene consecuencias para los consumidores, que ponen en riesgo su propia vida y la de las personas que viajan con ellos. También hay un riesgo evidente para el Medio Ambiente. Los residuos que se generan en una reparación deben gestionarse adecuadamente por una entidad autorizada por la administración. “En este tipo de establecimientos, es probable que los aceites usados y otros líquidos contaminantes se viertan en el Medio Ambiente”, indica Mascaró.

Los talleres clandestinos vulneran varios de los derechos de los consumidores. “En cuanto entramos con nuestro vehículo a un taller, tenemos derecho a que nos den un resguardo conforme queda depositado”, destaca Mascaró. Según este abogado, "en un taller legalmente establecido podremos pedir un presupuesto detallado de los costes antes de la reparación, así como una garantía por la cual se subsanen los defectos surgidos por dicha reparación de forma gratuita, siempre que se produzcan dentro del plazo y la forma que establece la ley", destaca.

Los clientes poseen varias vías para reclamar en el caso de que los establecimientos oculten o nieguen todos estos derechos. “Cualquier persona que conozca o haya sido engañada por un taller ilegal, puede dirigirse de forma anónima a los canales de denuncia de las asociaciones”, recomienda Mascaró. En este sentido, Cetraa posee convenios con el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) y algunas policías autonómicas para la tramitación de estas denuncias.

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