Conepa promueve e informa sobre la protección de los mecánicos contra sustancias cancerígenas en los talleres
La organización se suma a la iniciativa europea “Hoja de ruta sobre cancerígenos”, enfocada en compartir buenas prácticas y sensibilizar al sector.
Conepa anuncia su participación en la iniciativa europea conocida como “Hoja de ruta sobre cancerígenos”, cuyo objetivo principal es fomentar el intercambio de buenas prácticas entre empresas y organizaciones.
Esta iniciativa no se limita a informar a los talleres sobre sus obligaciones legales respecto a los cancerígenos, sino que busca sensibilizar al sector sobre la importancia de la salud de los trabajadores.
Las acciones de sensibilización están dirigidas principalmente a los empresarios de talleres, con el fin de proporcionarles herramientas y conocimientos que les permitan cumplir con las obligaciones de informar a sus empleados sobre los riesgos asociados a su entorno laboral.
Sustancias cancerígenas en el taller
Conepa, a través de sus asociaciones, está disponible para aclarar cualquier duda relacionada con las sustancias cancerígenas a las que se ven expuestos los profesionales, proporcionando información detallada sobre los riesgos, los síntomas de exposición y las medidas preventivas que los talleres pueden adoptar para proteger a sus trabajadores.
Entre las sustancias cancerígenas comunes en los talleres, se identifican tres principales:
- Humos de diésel: Los gases de escape de los motores diésel están relacionados con casi 4.700 casos de cáncer de pulmón y más de 4.200 muertes al año en la Unión Europea. La exposición a estos humos representa un riesgo significativo para la salud de los trabajadores.
- Aceites minerales usados: El contacto directo con aceites de motor usados, ya sea a través de la piel o por medio de ropa contaminada, puede causar irritaciones y reacciones alérgicas. Además, la exposición dérmica prolongada a estos aceites se ha vinculado con el desarrollo de cáncer de piel, especialmente en el área del escroto.
- Humos de soldadura: La exposición a los humos y gases producidos durante el proceso de soldadura puede provocar irritación en los ojos, nariz y garganta, así como mareos y náuseas. A largo plazo, puede causar daños pulmonares y diversos tipos de cáncer, incluidos los de pulmón, laringe y tracto urinario.
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