Cómo reconstruir y mantener un turbo
Básicamente, esta reparación consiste en renovar el cartucho de las turbinas.
Cuando algún componente del turbo se avería, aparecen tres opciones: cambiar el componente afectado, sustituir el conjunto por una pieza nueva o reemplazarlo por un turbo reconstruido. La reconstrucción del turbo es una alternativa más económica, que tiene unas características propias, que explica el blog Ruta 401 de Loctite Teroson.
Los turbos reconstruidos conservan las carcasas del turbo de origen. Básicamente, esta reparación consiste en renovar el cartucho de las turbinas: el conjunto de ruedas helicoidales, el eje y el paquete de rodamientos. Esta última es una de las partes más sensibles, ya que las aspas deben girar de forma coordinada y sin ningún tipo de holgura. Para ello, hay que desmontar el turbo del motor por completo y precisar qué partes están afectadas.
Después de ensamblar el turbo con los nuevos componentes, se ajusta según las recomendaciones del fabricante y se prueba en un banco de pruebas especializado para garantizar que la reconstrucción se ha efectuado adecuadamente.
Una vez reconstruido el turbo, probado e instalado en el vehículo, se debe seguir una serie de precauciones. En primer lugar, el turbo reconstruido debe estar bien lubricado, por lo que, antes de arrancar el motor, se debe hacer fluir el aceite hacia el interior del turbo por el conducto de lubricación.
Y como verificación final, se debe arrancar el motor, dejarlo funcionando al ralentí y comprobar que la temperatura del aceite del motor se estabiliza para garantizar que no existe ningún tipo de fuga.
La importancia del mantenimiento preventivo
Con todo, las averías del turbo no son sencillas ni baratas de reparar. Por ello, el taller debe incidir en la necesidad del mantenimiento preventivo. Asimismo, no está de más recordar al cliente que su forma de conducir afecta a la duración de este componente.
Dos pequeños consejos pueden jugar un papel importante en la vida útil del turbo. El primero, siempre se debe esperar a que la temperatura del aceite del motor se estabilice antes de poner el motor a plena carga. El segundo, no se debe apagar el vehículo nada más detener la marcha, sino que es preferible esperar un tiempo prudencial para evitar que el turbo continúe girando sin lubricación, ya que en el momento en que se apaga el motor se corta el flujo lubricante.
Y por último, es fundamental revisar el filtrado de aire, para evitar la entrada de partículas que puedan alterar los ajustes entre los componentes, y respetar los tiempos establecidos para el cambio de aceite del motor y controlar su nivel.
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