Saturación del filtro de partículas: problemas y soluciones
Este filtro tiende a averiarse cuando se circula mucho por ciudad o a un nivel de revoluciones demasiado bajo.
En los vehículos diésel, los filtros de partículas son un componente indispensable para reducir las emisiones. Su función es reducir al máximo las partículas de hollín emitidas durante la combustión del gasóleo. Situados en el tubo de escape o en el propio colector de escape, se componen de múltiples canales rectangulares en los que se acumula el hollín de la combustión. Este hollín se va quemando progresivamente, siempre que los gases de escape alcancen una temperatura de entre 350 y 450 grados.
En condiciones óptimas, el filtro de partículas no llega a cambiarse nunca. Pero tiende a averiarse cuando se circula mucho por ciudad o a un nivel de revoluciones demasiado bajo, pues no se regenera correctamente. En este caso, empezará a dar problemas a las pocas decenas de miles de kilómetros.
Cuando el filtro se satura, el propio sistema inicia un proceso de regeneración. El problema se da cuando este proceso no se puede llevar a cabo adecuadamente.
El proceso de regeneración precisa conducir a un régimen de motor constante y elevado, por encima de las 2.000 revoluciones. Además, el motor debe estar a la temperatura óptima de funcionamiento para que el caudal de gases de escape esté suficientemente caliente. Pero esta regeneración del filtro de partículas se hace de forma automática, por lo que si el coche no la efectúa surgirán problemas de saturación.
En este caso, las soluciones son diversas, aunque según explica Diario Motor, ninguna es perfecta, ni barata. Se puede forzar la regeneración del filtro mediante electrónica con el coche parado, pero es un método perjudicial para el sistema de escape y la mecánica del coche, debido a las altas temperaturas que se producen de repente.
Otra opción es limpiarlo mediante ultrasonidos, pero no es una solución definitiva. Si no se varía el estilo de conducción, el filtro puede volver a saturarse a los pocos miles de kilómetros.
También se puede vaciar el filtro de partículas. Una práctica desaconsejable porque eleva la emisión de humos. Es por esto que es ilegal y, si una ITV lo detecta en su diagnóstico mediante OBD, dará la alerta.
Queda por último la opción más eficaz, pero también la más costosa: sustituir el filtro de partículas. El precio dependerá del modelo de coche, de la composición del filtro y del tamaño del motor. Como poco, un filtro nuevo saldrá por 500 euros y en algunos casos puede superar los 2.000, a lo que habría que sumar el coste de varias horas de mano de obra.
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