Cómo afrontar la reparación de un catalizador
Según los expertos, se puede montar uno estándar soldable nuevo o reemplazar los monolitos internos.
El catalizador es uno de los elementos más importantes en un coche y una de las averías más frecuentes. Desde los talleres aconsejan que sean profesionales los que acometan su reparación, ya que no es una tarea sencilla y su coste oscila entre los 200 y los 500 euros.
Situado entre la salida de gases de escape y el silencioso trasero del vehículo, su función es limpiar, según marca la normativa, la salida de gases y, así, intentar que el impacto medioambiental sea el menor posible.
Su vida útil viene determinada por el uso del coche, aunque también puede romperse por otras causas, por ejemplo, por una acumulación de gases de escape sin quemar y que el catalizador no sea capaz de eliminar por completo.
En el caso de los motores de gasolina, esto se produce por un abuso de trayectos cortos o porque haya bujías en mal estado. En los diésel, puede ocurrir porque se realicen también muchos recorridos cortos y por circular con el motor por debajo de 2.000 revoluciones.
Los problemas con este elemento pueden detectarse, explican los profesionales, gracias a los testigos que se encienden en el panel, indicando avería del motor o de gases contaminantes.
Asimismo, cuando se pasa la ITV también se pueden detectar este tipo de averías por la prueba de gases contaminantes.
Para reparar un catalizador bien se puede optar por montar uno estándar soldable nuevo o reemplazar totalmente los monolitos internos.
En el primer caso, los mecánicos indican que solo se puede hacer si el catalizador es de tipo lineal o si hay antes y después del cuerpo catalítico un trozo rectilíneo suficiente por donde poder cortar y soldar el catalizador nuevo.
Esto solo se da en modelos anteriores al año 2000, los cuales tienen que cumplir la normativa Euro 2. En los más modernos, las normativas Euro 3 y Euro 4 han obligado a tener configuraciones más articuladas y más de un catalizador con formas complejas. Esto puede suponer que el montaje de un catalizador soldable resulte muy complicado.
Si se quiere reconstruir, los profesionales aseguran que es casi imposible sustituir el catalizador por otro universal soldable. Y añaden que es poco conveniente reemplazar todo el catalizador, dado el alto coste del original.
Por este motivo, la mejor solución es la reconstrucción. Para ello, primero hay que seleccionar un catalizador de las mismas dimensiones, vaciarlo y limpiarlo con un chorro de arena interna y externamente. La carcasa exterior se suele reutilizar.
A continuación, se introducen nuevos monolitos metálicos a medida de acero inoxidable impregnado con los metales preciosos necesarios (platino y rodio). Además, habrá que darles la misma forma que la envoltura vacía y soldar cualquier hueco que haya en la carcasa exterior para evitar fugas.
Finalmente, los componentes se sueldan y el catalizador se pinta por fuera con un material resistente al calor y antioxidante.
Si la reconstrucción no fuera posible, habría que sustituir el catalizador completo por otro nuevo, lo que elevaría el coste de la reparación, según los expertos del sector.
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