¿Qué efectos tendría un confinamiento en la tercera ola para talleres y concesionarios?
Según un informe de Cepyme, las pérdidas en venta y reparación de vehículos ascenderían a 47 millones semanales, poniendo en peligro 16.594 puestos de trabajo.
Un retorno al confinamiento total durante esta tercera ola Covid supondría unas pérdidas de 1.800 millones de euros por cada semana de cierre y se verían afectados unos 480.000 trabajadores, señala la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme) en el informe “Efectos de la tercera ola en las pymes. El delicado equilibrio entre economía y salud”.
Según el mismo, la venta y reparación de vehículos a motor experimentaría un deterioro adicional, sobre la facturación de diciembre de 2020 de 7,8 puntos, lo que se cifra en 47 millones de euros de pérdidas semanales, que afectaría al 71% de los talleres, mientras que la fabricación de automóviles llegaría al 11,2%, con pérdidas semanales de 96 millones de euros en alrededor del 30% de las pymes. En total, el sector perdería en torno a los 143 millones de euros semanales.
En términos de empleo, ventas, reparación y fabricación de automóviles perdería 23.751 puestos de trabajo anuales, de los que 16.594 corresponderían a venta y reparación, repartidos entre 5.211 trabajos perdidos en micro-pymes, 4.590 en pequeñas empresas, 2.057 en medianas, 327 en grandes y 4.409 profesionales sin especificar. A estos hay que sumar, procedentes de la fabricación, otros 133 de micro-pymes, 434 de pequeñas empresas, 1.551 de medianas, 4.900 de grandes y 139 empleos del resto, lo que sitúa la cifra en 7.157 trabajadores.
En general, la economía española podría perder casi medio millón de trabajadores, de los que más de 300.000 (63% del total) se localizarían en las pequeñas y medianas empresas.
Un retorno a la situación de confinamiento similar a la registrada en abril provocaría una contención de los niveles de facturación en torno al 14% y un impacto sobre el empleo del 9,4%; frente a unas caídas del 9,8% y 6,2%, respectivamente, estimadas para el pasado mes de diciembre. Es decir, se generaría un deterioro adicional de algo más de cuatro puntos en la facturación y de tres puntos en empleo.
Sobre el conjunto de la economía, las pymes absorberían en torno al 60% de estas pérdidas adicionales de facturación, unos 1.100 millones por cada semana de confinamiento, distribuido, casi a partes iguales, entre micorempresas y pymes.
Las pymes han podido resistir durante estos meses invirtiendo patrimonio y acudiendo a financiación para afrontar gasto corriente. No obstante, el alargamiento de esta situación está provocando un grave deterioro de los balances de las empresas, que acusan problemas de liquidez y de solvencia y que que pueden lastrar la viabilidad de las empresas. De hecho, según datos del Banco de España de finales de 2020, el porcentaje de las empresas insolventes se sitúa entre el 14% y el 19%, y pronostica que hasta el 10% de las empresas serán inviables.
Por ello, y dado que la duración de la crisis provocada por la Covid-19 se está alargando más de lo previsto y no se conoce su final, parece urgente la aprobación de medidas, entre ellas las directas, que palien la destrucción del tejido productivo en esta última fase de la crisis, en línea con las recomendaciones de diferentes organismos, entre ellos la propia Comisión Europea.
No obstante, con el fin de que estas ayudas sean eficaces, pero también eficientes, es necesario que se orienten específicamente a las empresas que lo necesitan, evitando generalizaciones. Así, se deberían tener en cuenta las diferentes problemáticas de las empresas, tales como dificultades para acceder a financiación, falta de liquidez o problemas de solvencia. Pero también requisitos mínimos establecidos a nivel europeo, como la disminución del 30% de la facturación de las empresas, entre otros.
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