Cómo calcular el coste del precio/hora de la mano de obra del taller: seis casos prácticos
Atreve, en el último número de su revista, explica la metodología o cálculos necesarios, ya que una de las decisiones más importantes que debe tomar el taller cuando arranca su actividad es determinar el precio al que va a cobrar su hora de trabajo.
La Asociación de Empresarios del Taller de Reparación de Vehículos de A Coruña (Atreve) ofrece en el último número de su revista un reportaje sobre cómo calcular el coste de precio de mano de obra de los talleres, además de explicar la metodología o cálculos necesarios, ya que una de las decisiones más importantes que debe tomar el taller cuando arranca su actividad es determinar el precio al que va a cobrar su hora de trabajo. Aunque echar un vistazo a lo que ofrecen los talleres de la zona es importante, es un error no tener en cuenta los costes, la expectativa de venta y/o el beneficio esperado. Toda esa información es fundamental para tomar la decisión más adecuada.
La venta de recambio es otra línea de negocio del taller, en muchas ocasiones, la única rentable y que sostiene la actividad de reparación, que va a perdidas porque se ha establecido incorrectamente el precio de venta por debajo del precio de coste.
Cálculo simulado
Para realizar el cálculo, Atreve realiza los cálculos sobre seis talleres imaginarios, cada uno de los cuales tiene sus equipos humanos, equipamientos y gastos. Lo primero que hace es definir los perfiles profesionales y salariales de los distintos trabajadores. Considera que todos los trabajadores cotizan a la seguridad social como por cuenta ajena y que los autónomos cotizan en el RETA (autónomos) la misma cantidad que un trabajador por cuenta ajena, si bien estima que esta situación es muy poco frecuente, ya que lo más habitual es que el empresario realice un esfuerzo por contener los costes y reduzca su contribución al RETA a la cantidad mínima, sacrificando su jubilación y su futuro, por tratar de reducir los costes del taller y poner en verde la cuenta de resultados. Ese sacrificio, señala la asociación, no debe utilizarse como base de cálculo.
Para calcular el coste del equipo, el convenio del metal establece una jornada anual máxima de los trabajadores de 1.765 horas (según Comunidades Autónomas, este dato varía en más o menos 5 horas), y que no todas las horas realizadas son facturables; de hecho, cada vez más existen tareas no facturables. Las labores administrativas no lo son y las tareas de dirección, tampoco (no se tienen en cuenta negociaciones con peritos, atención al cliente, proveedores, coordinación del equipo, solución de incidencias, reparto de tareas, etcétera).
Cada perfil profesional del equipo tiene una función diferente en el equipo y una capacidad de generar horas facturables. Si el técnico solo se dedica a reparar, tendremos una disponibilidad inicial del 100% de sus horas para facturar, pero si el equipo es muy pequeño, tendrá que dedicar parte de su tiempo a valoraciones, pedidos de recambios, facturas, atención al cliente, atención a peritos, etcétera, por lo que no todas sus horas serán facturables.
Tras hallar el porcentaje de horas teóricas facturables por perfil profesional, Atreve valora el coste del equipo humano, que se calcula multiplicando el número de personas por el coste total que supone cada una, y sumándolos. Igualmente, establece las horas disponibles para facturar, que se calculan multiplicando el número de profesionales por las 1.765 horas que puede dedicar al año y por el porcentaje de horas facturables de ese profesional, y sumándolo todo.
Absentismo y productividad
Estas horas facturables son teóricas, porque en la realidad aparecen una serie de factores que nos impiden facturar tantas horas, como son el absentismo laboral, pues no podemos evitar que se enfermen los operarios, que tengan un hijo o que fallezca un familiar. El absentismo a nivel nacional se sitúa en el 5%. A este factor se une las tareas improductivas, pues es imposible evitar que se rehagan algunos trabajos, no puede evitarse limpiar la cabina, no debe evitarse la formación de los trabajadores en horario laboral, ni pueden evitarse momentos sin carga de trabajo, que convierte en un gran logro facturar el 80% de todas las horas teóricas.
Por lo tanto, es imprescindible tener en cuenta que el absentismo laboral reduce el 5% las horas facturables y que la productividad estará en torno al 80%. Así pues, para obtener el número de hora facturables habrá que multiplicar las “horas teóricas facturables” x “absentismo laboral” x “productividad”. Aun así, este no será el coste de hora del taller, pues todavía falta calcular los gastos de amortización por las inversiones en el taller y los gastos generales y asignarlos a la mano de obra.
Las inversiones para la puesta en marcha del taller dependen, lógicamente, de los servicios que ese taller decida realizar, porque esos servicios obligarán a una determinada inversión en maquinaria. Aparte de la maquinaria para la puesta en marcha del taller se requiere inversión en instalaciones, en obra civil para la adecuación del local y para amortizar la inversión del taller.
La venta de recambio
La actividad del taller tiene dos líneas de negocio habituales, una principal, que es la reparación y la venta de horas asociada a ella, y otra secundaria, que es la venta de recambio para esas reparaciones. La asociación hace un cálculo aproximado de los gastos que debe tener un taller para poder reparar vehículos, desde el proyecto hasta los gastos generales y ahora asignarlo/imputarlo a las distintas líneas de negocio de la empresa.
Suponiendo un reparto del 50% entre ambas líneas de negocio, aunque muchos consultores recomiendan imputar todos los gastos generales a la mano de obra del taller, porque casi todos los gastos generales y la inversión son para poder vender mano de obra de reparación, no para vender recambio, además de que el margen del recambio viene impuesto.
Atreve simula dos supuestos de cálculo. Por un lado, asigna el 100% de los gastos generales a la mano de obra, y en otro, reparte los gastos generales al 50% entre las dos líneas de negocio.
Una vez repartidos los gastos generales, y como ya se conoce el gasto del equipo humano y las horas facturables, puede determinarse el coste de mano de obra. Una vez calculado ese coste/hora, para obtener el precio de venta recomendado debe incrementarse el margen de beneficio industrial, que en el supuesto se fija en el 20%.
Conviene recordar que el margen que se consigue con el recambio debe hacerse cargo de una partida de gastos generales, por lo tanto, antes de hacer este supuesto debe tenerse claro que el volumen de facturación del recambio y su margen permiten imputarle esos gastos, de lo contrario la venta de recambio iría en pérdidas.
Reflexiones finales
Tras este ejercicio, que puede encontrarse con sus respectivos gráficos aquí, Atreve señala que muchos talleres no conocen sus costes ni la forma de calcular el coste de mano de obra y señala que lo que más pesa en el cálculo es el coste del equipo humano; es decir, su cantidad y su salario.
Los salarios fijados son inferiores a algunos convenios provinciales, por lo tanto debe ser revisado en cada caso. Además, asegura que la reparación de vehículos es un trabajo intensivo en mano de obra y el recambio puede estar o no, que la tendencia del mercado es hacia menos recambio y más electrónica, menos margen en el recambio, y clientes que aportan ellos mismos el recambio en algunas ocasiones.
Asimismo, comenta que si el taller trabaja con un precio de mano de obra por debajo de lo recomendado, las reparaciones con poco recambio no serán rentables, como por ejemplo trabajos de diagnosis o pintados generales, por ejemplo.
Finalmente, advierte que el error en la fijación de precios de venta lleva a los talleres a prácticas poco recomendables, tales como cotización de los empresarios a la Seguridad Social por debajo de lo recomendable, problemas de conciliación personal por las jornadas interminables, no imputación en los costes de los alquileres en naves ya amortizadas y aceptación de condiciones de venta a pérdidas.
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