El Sistema de Gestión del Motor, causa Aser de septiembre
Según recoge Aser, su buen funcionamiento repercute en multitud de piezas del vehículo. Existen cuatro señales claras de que hay fallos. Una de las más habituales, el color del humo del tubo de escape.
La tarea principal de un Sistema de Gestión del Motor, al que dedica Aser su causa mensual de septiembre, es coordinar y controlar parámetros como la sincronización del encendido, la cantidad de combustible inyectado y la temperatura y revoluciones del motor para que el funcionamiento del vehículo sea económico y ecológico. Así, distribuye información a muchos sensores.
Estos sensores ayudan a reducir el consumo de combustible y las emisiones de gases contaminantes. Mejoran la eficiencia del motor y la seguridad del vehículo, y permiten un mayor confort tanto para el conductor como para el resto de ocupantes. Para que funcionen correctamente, debe ser resistente a la temperatura, la humedad, la suciedad y los productos químicos.
Según recoge Aser, el correcto mantenimiento del Sistema de Gestión del Motor repercute en multitud de piezas del automóvil, desde elementos que influyen en el confort del conductor y todos los ocupantes hasta sensores y actuadores que, en caso de fallo, podrían repercutir en una grave rotura del motor.
Cómo detectar fallos en el Sistema de Gestión Motor
- Si el “chivato” luminoso del salpicadero nos indica la avería.
- Si advertimos un consumo excesivo y un nivel variable en el número de revoluciones.
- Si advertimos que por el escape sale humo de color no habitual.
- Si notamos pequeño tirones, como si el coche se fuera a calar, o pérdidas de potencia.
En ninguna de estos casos, hay que esperar para proceder a su reparación.
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