La mayoría de los circuitos eléctricos van protegidos por fusibles ante el riesgo de quemarse los distintos componentes y cableados por algún cortocircuito.
Este puede darse por distintas circunstancias como pueden ser la humedad, deterioro de la funda aislante de los cables, derivación a masa por roce y consiguiente rotura del aislante de algún cable, y por supuesto, el deterioro de algún elemento consumidor provocado por inversión de polaridad, sobrecalentamiento, o simplemente por mala calidad de los materiales y su consiguiente obsolescencia.
En este vídeo vemos un ejemplo de una avería producida por un cortocircuito, con una interesante explicación y recordatorio de la aplicación de la Ley de Ohm.