Por qué instalar amortiguadores de gas en un vehículo
Entre sus características destacan la adherencia de los neumáticos al asfalto y su mayor agarre en las curvas cerradas.
Los amortiguadores de los coches son los dispositivos encargados de absorber la energía producida por el movimiento del vehículo y minimizarla cuando circulan por vías irregulares, además de aportar seguridad y confort.
Los automóviles pueden tener dos tipos de amortiguadores: los hidráulicos y los de gas, aunque con la peculiaridad de que estos últimos son en realidad hidráulicos, según explica en un artículo Loctite en blog.
La diferencia entre ambos, señala el post, radica en que los primeros solo funcionan mediante el mecanismo hidráulico, mientras que los segundos se basan en nitrógeno. Tanto en unos como en otros, los muelles son los encargados de absorber el movimiento, convirtiéndolo en calor que calienta, en el caso de los amortiguadores de gas, el nitrógeno.
Sin embargo, estos últimos destacan por optimizar la adherencia de los neumáticos al asfalto y un mayor agarre en las curvas cerradas, haciendo que el coche se incline menos, tal y como explican los técnicos de la firma.
Además, consiguen que haya menos burbujas, con lo que el amortiguador es más eficaz. No obstante, siempre existe el riesgo de que el aceite llegue a su punto de ebullición.
Otras de las características de estos elementos es que son más rígidos, lo que deriva en un mayor control sobre la dirección y los frenos, una velocidad superior de retorno en terrenos irregulares, así como una mayor duración debido a que el nitrógeno trabaja a temperaturas más bajas y hace que la degradación del aceite por el calor sea menor.
Sin embargo, estos amortiguadores, precisamente por su rigidez, hacen que se noten más las irregularidades del terreno, ya que la absorción del movimiento es más seca.
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