¿Cuándo se deben revisar los frenos en el taller?
El profesional debe recomendar a sus clientes que acudan de inmediato al taller si observan estos síntomas.
Resulta obvio que los frenos son un componente fundamental de la seguridad del vehículo. Y no menos obvio que, en consecuencia, hay que mantenerlos en perfecto estado. Existe una serie de síntomas que indican un comportamiento anómalo del sistema de frenos y que el conductor debe acudir a su taller para solucionarlo.
Los indicadores más claros son el encendido del testigo de frenos y la percepción de un comportamiento de frenado distinto al habitual. Los técnicos del taller deben concienciar a sus clientes de que la causa y solución a este comportamiento anómalo deben dejarse en manos de profesionales.
Los ruidos en el momento de la frenada también son signo de desgaste en alguno de los componentes del sistema de frenos, que deberán sustituirse. A modo de ejemplo, las pastillas deben cambiarse cuando bajan de los 2 milímetros de espesor, aunque se recomienda sustituirlas cada 10.000 kilómetros.
Las vibraciones en el pedal de freno o en el volante tampoco deben pasarse por alto. Así como el endurecimiento del recorrido del pedal, o bien cuando, por el contrario, este es más suave de lo habitual.
Hay por último, fallos más peligrosos para el vehículo y sus ocupantes: cuando los frenos se bloquean a la mínima presión sobre el pedal y cuando el automóvil se desvía a un lado en el momento de la frenada. En estos casos, hay que acudir al taller de inmediato.
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