La fragmentación regulatoria que existe en la Unión Europea es "un obstáculo fundamental" para lograr la transformación completa de la industria de la automoción que ha provocado que cada país haya avanzado a su propio ritmo en la electrificación y que la tasa de penetración de los vehículos eléctricos de batería (BEV) sea "muy dispar" en el continente.
Esta es una de las principales conclusiones del informe 'La política industrial europea en la transición hacia el vehículo eléctrico' del Grupo de Opinión y Reflexión en Economía Política (EuropeG) y en el que advierte de la ausencia de una apuesta decidida por el coche eléctrico en Europa. Como ejemplo de esta fragmentación, el informe señala que, por ejemplo, Países Bajos cuenta con más de 857 puntos de recarga por cada 100.000 habitantes y una ratio de penetración del vehículo eléctrico del 39%. Por contra, España e Italia cuentan con menos de 75 puntos de recarga por cada 100.000 habitantes y cuentan con tasas de penetración del 6% y el 8%, respectivamente.
Sistemas de ayudas públicas para eléctricos
El grupo señala que esta heterogeneidad se repite cuando se analiza el sistema de ayudas públicas que cada país ha otorgado al vehículo eléctrico.
Algunos Estados, como Alemania, las eliminaron hace algún tiempo, mientras que otros solo las mantienen para las flotas de empresas (Países Bajos, Reino Unido y Portugal) y un tercer grupo las condicionan a bajas emisiones durante la producción y el transporte de los vehículos, lo que excluye a muchos vehículos de procedencia china (Francia).
El análisis afirma que la fragmentación regulatoria no solo retrasa inversiones sino que también genera confusión entre los consumidores y provoca ineficiencias en los objetivos de descarbonización, señala el texto.
EuropeG sostiene que, debido a estos condicionantes, la demanda, la producción y las exportaciones de vehículos eléctricos no han experimentado en Europa un incremento tan pronunciado como se esperaba.
De hecho, apunta que todos estos indicadores mostraron síntomas de ralentización en 2024 debido a factores como la erosión de la renta de las familias y los altos precios de los vehículos eléctricos, que son entre un 30% y un 50% más caros que los vehículos de combustión.
UN NUEVO MARCO REGULATORIO
El documento, que contiene el comentario del catedrático de Economía Aplicada por la Universidad Complutense de Madrid, Rafael Myro, y del catedrático de Organización de Empresas de la Universidad de Zaragoza, Vicente Salas, cuestiona la efectividad de las distintas iniciativas aprobadas en Europa para favorecer la transición del vehículo de combustión al eléctrico y hace hincapié en la necesidad de impulsar de forma urgente una política industrial más ambiciosa.
En concreto, hace falta un nuevo marco regulatorio armonizado que, según el documento, ofrezca mayores incentivos a los consumidores, incremente el apoyo público a los planes de producción e innovación de la cadena de valor y articule ayudas efectivas para mitigar el impacto laboral y social que tendrá esta transición energética.
El grupo señala que en Europa no ha habido una apuesta decidida y de alcance comunitario por la extensión de las redes de carga y la producción de baterías, así como por la innovación en todas las partes de la cadena de valor del vehículo eléctrico.
ARANCELES A LOS VEHÍCULOS CHINOS
El grupo de reflexión reconoce asimismo la incidencia que ha tenido en el mercado europeo la expansión de las marcas chinas, que ejercen una competencia desleal por haber recibido grandes subsidios públicos a la innovación y a la producción que les han permitido ofrecer sus productos a precios sensiblemente más reducidos que los productores europeos.
"La competencia china es particularmente acentuada en la UE, que en 2023 fue la destinataria de casi el 55% de las exportaciones del gigante asiático, que han crecido de forma vertiginosa, ya que en 2019 sólo suponían el 1%. Esto supone que China dirige hacia la UE el 40% de sus exportaciones de BEV, mientras que apenas comercia con los EE.UU.", resalta el texto.
En este contexto, EuropeG aboga por evitar los aranceles y alcanzar pactos con el gigante asiático, facilitando que sus empresas trasladen cada vez más fases de la producción y transfieran de esta forma tecnología a los fabricantes comunitarios.
No obstante, el análisis no descarta a corto plazo la imposición de determinados aranceles si estas tasas actúan como incentivos para lograr este traslado de producción.
En todo caso, el documento resalta la apuesta por la innovación tecnológica que ha acometido China, que ha sacrificado un elevado volumen de recursos para preservar la competitividad de sus empresas. "Un virtuoso proceso de 'learning by doing' (aprender haciendo) que ha provocado que en la actualidad existan en torno a 100 empresa chinas produciendo automóviles", añade.
NUEVOS INCENTIVOS A LA DEMANDA Y EL UMBRAL DE LOS 20.000 EUROS
Por último, el grupo de reflexión considera que Europa debería tener en cuenta esta estrategia de cara a futuras iniciativas. En concreto, plantea la necesidad de aprobar un plan industrial más ambicioso que apueste de forma decidida por la innovación en el sector automovilístico. Un proyecto comunitario que debería incidir fundamentalmente en tres frentes:
- Incentivar la demanda de vehículos eléctricos a través de iniciativas como una red de carga mejor y más extensa, ayudas más claras y rápidas y mayores incentivos a la descarbonización de las flotas de empresas y organismos públicos.
- Un mayor apoyo público a los planes de producción e innovación en toda la cadena de valor -desde las baterías al coche autónomo- y articular ayudas que permitan mitigar el impacto laboral y social que provocará esta transición energética. En este sentido, los expertos valoran positivamente el nuevo 'Plan de Acción Industrial para el sector de automoción europeo' anunciado el pasado 5 de marzo por la Comisión Europea, que relaja las exigencias de emisiones de CO2 y plantea la necesidad de acelerar la extensión de la red de carga. Un avance que, según el grupo de reflexión, puede suponer "un primer paso en la definición de una auténtica política industrial con respecto al sector". Por otra parte, el documento concluye que todavía existe margen para favorecer la transición hacia el vehículo eléctrico si se acometen este tipo de medidas de forma urgente. Según el análisis, 2025 puede ser un año de relanzamiento gracias a la paulatina llegada de los modelos más económicos (que se van acercando al umbral de los 20.000 euros), el crecimiento de la red de puntos de carga y las nuevas ayudas que está recibiendo el consumidor.
- Es necesario que los fabricantes europeos ganen competitividad -a través de la innovación tecnológica- y reducir así la dependencia exterior. "Innovar en un sector nuevo conlleva grandes inversiones en nuevas tecnologías, pero sólo si se avanza en las nuevas producciones, se consigue entrar en un virtuoso proceso de 'learning by doing'", concluye el análisis, informa Ep.