Cómo tratar cada tipo de arañazo en el vehículo
Cada agresión en la carrocería tiene un proceso óptimo de reparación dependiendo de su gravedad.
La pintura es, probablemente, el elemento más frágil del vehículo. Basta un pequeño roce para que se empiecen a acumular desperfectos en ella. Los usuarios suelen convivir con ellos a diario y son los profesionales en chapa y pintura los encargados de devolver al automóvil a su apariencia original.
En el blog de Loctite recomiendan identificar qué tipo de arañazo se ha producido para actuar en consecuencia, ya que no se trata de la misma manera unos daños que otros. Si la herida es superficial, se trata de una agresión que no llega a dañar la pintura. Este tipo de roces se eliminan fácilmente mediante un proceso de desengrasado o pulido.
Por otra parte, si se trata de un arañazo un poco más profundo, es decir, que se aprecia un escalón al pasar la mano por la zona, se trata de una agresión que ha afectado a la capa de barniz, aunque sin llegar a la pintura. Para tratarla, si es poco profunda, basta con un pulido; en el caso de que sea mayor, será necesario llevar a cabo un proceso de lijado (para rebajar la raya lo suficiente) y posteriormente, pulir la superficie.
Cuando el arañazo afecta a la pintura, es decir, que atraviesa la capa de barniz y otros elementos como el esmalte o aparejo, además, corre el riesgo de sufrir una oxidación si no se repara. En este punto, es necesario repintar la zona afectada, aunque, dependiendo de la gravedad, pueden aplicarse pinturas o lápices de retoque.
Finalmente, hay arañazos que, además de atravesar las lacas protectoras, el barniz y la pintura pueden hacer que la chapa quede abollada. En este caso también será necesario llevar a cabo un proceso de conformado e igualado de la chapa antes de pintar la zona.
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