Tipos y gravedad de roturas del parabrisas
Desde el desgaste superficial a la rotura con grietas.
De todas las lunas del coche, el parabrisas es el que sufre mayor número de roturas: más del 70% del conjunto de las sufridas por todos los cristales del automóvil. El impacto de gravilla, la caída de ramas de árboles y los actos vandálicos son las principales causas de estas roturas.
Ahora bien, ¿son todas las roturas iguales? La respuesta es no, y el especialista en lunas del automóvil ha de conocer los diferentes tipos de rotura para determinar la reparación más adecuada en cada caso. Carglass divide las roturas en el parabrisas en cuatro clases distintas, cada una con sus propias características:
- Desgaste superficial. Se reconoce por presentar una ligera marca en el cristal delantero. La intensidad de la fuerza que ha causado el desgaste suele ser escasa, por lo que los daños causados son leves y el punto crítico de resistencia del cristal se mantiene intacto. Este tipo de rotura no suele ir a más, pero es conveniente estar atento a su evolución. Según el grado de deterioro, puede ser necesario reparar la luna, aunque a diferencia de otras roturas, el proceso de reparación es bastante rápido y sencillo.
- Ojo de buey. Se trata de un agujero cónico en la cara exterior del parabrisas, con un diámetro de entre 1 y 2,5 centímetros. Esta rotura está causada por un impacto más fuerte que la anterior. El vértice del cono se sitúa en la lámina de PVB que une las dos capas de cristal. A pesar de que la rotura alcanza este punto, por lo general no existe riesgo de que el cristal se agriete posteriormente. Aun así, sí incide negativamente en la visibilidad, por lo que es recomendable reparar el parabrisas.
- Ojo de buey con microfisuras. Este tipo de rotura aúna el ojo de buey con una serie de grietas que aparecen por el impacto. Surge de un impacto con una intensidad fuerte. Si las fisuras tienen forma de estrella, hay que repararlo de forma inmediata debido al elevado riesgo de que se propaguen a todo el conjunto del cristal. Además, la visibilidad durante la conducción también se ve comprometida. La mayoría de las veces es posible reparar el parabrisas, aunque es necesario valorar previamente los daños causados.
- Rotura con grietas. Este tipo de rotura es el más peligroso, ya que se puede propagar por todo el cristal ante cualquier fuerza externa, como una variación brusca en las condiciones térmicas o la circulación por una vía en mal estado. Esto sucede porque sus propiedades mecánicas del cristal disminuyen. En estos casos, la sustitución del parabrisas es la solución más adecuada, dado que los daños causados son irreparables.
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