Ahorrar energía para impulsar la rentabilidad del taller de carrocería
Los costes de energía siempre han sido un auténtico caballo de batalla para los talleres especialistas en chapa y pintura. Con unos precios de la energía desorbitados, estos establecimientos ya ensayan algunas estrategias que les permite racionalizar el consumo y apuntalar la rentabilidad del negocio.
En un momento en el que los precios de la energía están por las nubes, los talleres de carrocería deben tener más en cuenta que nunca el ahorro de energía para preservar su rentabilidad.
Sistemas de pintura que ahorran energía en cabina, software específico para analizar costes energéticos, consumos y tiempos, iluminación más eficiente o adecuar el suministro eléctrico a la demanda son algunas soluciones que se prueban ya algunos de estos negocios.
Reducir gastos hormiga
Los gastos hormiga son aquellos que se realizan de manera inconsciente, reiterada e innecesaria. Los relacionados con la parte fija de la factura de la luz, como la potencia, son un buen ejemplo de gastos hormiga. En el caso de un taller de carrocería son, además, muy peligrosos para su rentabilidad.
Por esta razón, PPG recomienda a los talleres de carrocería que adecuen el suministro eléctrico a la demanda real del establecimiento. En este punto, resulta especialmente importante ajustar la cuota por término de potencia —que engloba a su vez la potencia instalada, la demandada y la útil—, aunque tampoco está de más revisar la tarifa que se paga por kWh consumido.
También los gerentes de los talleres deben formarse sobre conceptos tan importantes como el complemento por energía reactiva, el complemento por discriminación horaria, la penalización por potencia, impuestos relativos a la electricidad o lo que se cobra por alquiler del equipo de medida. Entender bien la factura es primordial para adaptarla a los requisitos del taller.
Algo similar ocurre con el suministro del gas, que debe ser analizado para encontrar los aspectos cuyos costes se puedan ajustar.
Consumo de energía
Una vez revisada y ajustada la tarifa, toca controlar la factura por el lado del consumo, que se puede racionalizar en muchos aspectos del día a día, tal y como recuerda Cesvimap. Un ejemplo de esto es el sistema de iluminación del taller, un aspecto en el que resulta especialmente sencillo y económico tomar medidas que reduzcan el consumo de electricidad.
En este sentido, es importante que el taller disponga de un sistema de iluminación que garantice la iluminación adecuada en cada zona, en función de las tareas que se realizarán en ella. Por ejemplo, el área de pintura requiere un nivel de iluminación elevado y un tipo de luz que permita ver los colores de manera real.
Incorporar luces LED en sustitución de los tubos fluorescentes o las lámparas halógenas de incandescencia también supondrá un importante ahorro a la larga, aunque haya que invertir al principio en su instalación. Actualmente existen lámparas led de todo tipo, que satisfacen las distintas exigencias, y a un precio cada vez más competitivo.
Aunque pueda parecer que estos nuevos elementos de iluminación solo resultarán rentables allí donde se consume mayor cantidad de energía —como en las cabinas, boxes de pintura o zonas de preparación—, lo cierto es que cualquier área del taller se puede beneficiar de su uso, desde los vestuarios y almacenes a las oficinas o la recepción.
El uso de dispositivos que permitan racionalizar el uso de la iluminación —como programadores horarios, células fotoeléctricas o reguladores de intensidad— facilita también el ahorro de energía. La sectorización de la iluminación por áreas también colabora en este sentido. Todo esto, sin olvidar el aprovechamiento de la luz solar mediante lucernarios o tubos especiales para reducir el consumo de energía.
Mantenimiento de equipos
Otro apartado importante en el ahorro de energía de un taller de carrocería es un correcto mantenimiento de su equipamiento. Escatimar en este apartado no es una buena idea: un equipo que no funcione correctamente puede suponer un importante derroche de energía. Y eso es justo lo que los establecimientos reparadores quieren evitar, especialmente en estos momentos.
Esto es algo que se aplica tanto a instalaciones como la cabina de pintura y otra maquinaria específica del taller, como a ordenadores, equipos de aire acondicionado y otros consumibles. Incluso hay talleres que apuestan por renovar sus antiguos equipos por otros nuevos y más eficientes, que facilitan un descenso considerable en el consumo.
Los equipos eléctricos también se beneficiarán de un uso racional, que incluye su desconexión —en los casos que sea posible— cuando no se están utilizando. El uso de regletas permite apagar varios dispositivos a la vez y, con ello, el modo stand-by en momentos como la noche, cuando se puede sustituir perfectamente por el apagado. No hacerlo supone un consumo importante que se puede evitar con facilidad, por ejemplo, con solo apagar la pantalla de un ordenador.
Modos de ahorro
Algunos dispositivos cuentan con funciones o modos de ahorro energético que se deben considerar y que incluyen medidas como apagados y modos en espera automáticos. Un ejemplo que cita PPG es el de la tecnología Inverter que emplean equipos de soldadura, cabinas de pintura, planos aspirantes de puestos de preparación de superficies o compresores, entre otros equipos.
Así, en las cabinas que disponen de sistema Inverter en los grupos de movimiento de aire se alcanza un ahorro energético importante desde el momento en que arrancan los motores. Si, además, el equipo puede adaptar su velocidad al caudal de aire que requiere cada operación, el ahorro aumenta. En total, si se ajusta y controla adecuadamente, se puede ahorrar hasta el 50% en energía.
Secado óptimo para reducir el consumo
Uno de los apartados que más oportunidades ofrecen para reducir la factura energética de un taller de carrocería es la cabina de secado. En este sentido, en el mercado existen sistemas de pintura que ofrecen ahorros en este apartado de hasta el 70%.
Este tipo de tecnologías permiten acelerar el proceso de secado incluso a temperatura ambiente, de unos 20ºC. De esta manera, se reducen los tiempos por reparación y se optimiza el uso de la cabina de pintura. Algunos ejemplos son el proceso RCT de PPG o el sistema Low Energy de Axalta, presentes en el mercado y que puede utilizar cualquier taller para ahorrar desde el primer momento.
Analizar los costes
Existen herramientas que permiten identificar con detalle el consumo energético que realiza un taller. Se trata de software que analiza los costes energéticos, consumos y tiempos de procesos en estos negocios. Gracias a él, resulta más sencillo identificar las áreas de mejora para ahorrar energía.
Un ejemplo de ello es Energy Scanner, de Axalta, que ya prueban algunos establecimientos especializados en carrocería. Este programa realiza un análisis individualizado de cada negocio para trazar una estrategia de ahorro de energía adaptada a sus necesidades reales.
Cuando la inflación está disparada y los costes de energía se mantienen elevados, este tipo de soluciones ayudan considerablemente a contenerlos y, con ello, a sostener la rentabilidad de los negocios de reparación de chapa y pintura.
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