Esperanzas y nubarrones en la posventa de V.I., por Pilar Fernández (Faconauto)
La facturación de la posventa se ha incrementado alrededor del 10% en 2022 y, aunque ha habido menos pasos de taller en nuestras instalaciones, en el contexto actual el ticket medio se ha incrementado.
Para analizar cómo ha evolucionado la posventa de los vehículos industriales en el presente ejercicio, debemos detenernos, siquiera brevemente, en cómo se ha desenvuelto el contexto general, ese que en los últimos meses nos habla sin parar de las tensiones que está sufriendo nuestra actividad económica como consecuencia de la guerra de Ucrania; ese que corre en paralelo al incremento en el precio de los combustibles, al incremento de los tipos de interés o a la desconfianza, razonable, qué siente el consumidor y, por supuesto, el empresario. Este último punto me parece capital, porque sobre él se sustenta buena parte de la evolución de la economía y de nuestro sector.
Vayamos a ejemplos concretos que han impactado o pueden impactar en el comportamiento de la posventa. El incremento del precio del combustible ha hecho que esta partida haya ido ganando peso en la estructura de costes de explotación de un vehículo articulado en lo que va de año, hasta superar el 35% y por encima del gasto de personal o de otro gasto tan importante como son las dietas. Estamos hablando de que el coste por kilómetro recorrido de nuestros vehículos ha aumentado en términos generales por encima del 10%. Este incremento es una de las causas, sin duda, de la desaceleración del mercado europeo del transporte por carretera, que el año pasado creció el 9%, mientras que este ejercicio se incrementará solo la mitad, aproximadamente el 4%.
ESCASEZ DE COMPONENTES
Otro elemento destacado que no podemos pasar por alto es el parón en la renovación de las flotas por la cautela de las empresas, y en esto tienen mucho que ver las dificultades financieras o la incertidumbre de la que hablaba en el arranque de esta tribuna. En cualquier caso, el factor más negativo para nosotros es todavía la escasez de componentes (habría que profundizar en la insoportable dependencia que tenemos de Asia) que no deja de mermar la producción y limitar la oferta de vehículos nuevos en el mercado.
Como en nuestro sector todo está interconectado, los problemas de suministros en las materias primas han traído consigo no sólo la citada falta de stock de los vehículos nuevos, sino también de los vehículos usados (ha caído casi a cero). Lógicamente, a menos unidades comercializadas (da igual nuevas que usadas), menos parque y menos pasos por taller podemos esperar en el medio y largo plazo. Por cierto, y sobre el mercado de ocasión: su paralización afecta también a la regeneración de piezas.
REVISAR EL EJERCICIO
Este ejercicio se presentaba prometedor y hemos tenido que rebajar nuestras expectativas iniciales, porque ha habido menos pasos de taller en nuestras instalaciones, aunque en el contexto actual el tique medio se ha incrementado. De esta manera, la facturación de la posventa se va a incrementar alrededor del 10%. Eso sí, hemos tenido que hacer importantes esfuerzos para mantener la rentabilidad de este apartado de nuestros negocios. En general, salvo alguna excepción, las redes no están teniendo serios problemas de suministro de los recambios.
¿Qué podemos esperar en 2023? La posventa volverá a ser capital en un contexto en el que el suministro de unidades de vehículos nuevos no se regularizará. En cualquier caso, se mantendrán los mismo “nubarrones” que nos han preocupado en 2022. Además de la guerra y su impacto generalizado sobre la economía, habrá que seguir teniendo muy en cuenta el alto precio de los combustibles y podremos asistir también a una escalada del precio de la mano de obra y de las piezas de recambio. Para dar respuesta a las necesidades de nuestros clientes ante este último punto, tanto marcas como concesionarios seguiremos apostando por las campañas.
MIX DE FLOTAS
Yo diría que tres son los aspectos a los que tendremos que prestar atención especial en 2023. En primer lugar, al reto que supone atender a un nuevo mix de cliente, ya que la concentración de ventas a flotas nos obliga a los concesionarios a dar una respuesta diferente en la posventa a la que damos habitualmente a los clientes retail. Además, la fidelización de los vehículos de más de cinco años tendrá que seguir siendo una prioridad en el contexto actual y, finalmente, habrá que seguir poniendo en valor la conectividad que ofrecemos a los clientes desde los concesionarios, lo que nos permite planificar y evitar paradas innecesarias, en definitiva, optimizar cada minuto de operación.
Un punto y aparte merece otro problema que no dejaremos de tener en los concesionarios de vehículos industriales, que no es otro que el de la falta de mano de obra cualificada. Y es que nos cuesta encontrar mecánicos con experiencia o bien formados, lo que nos obliga a asumir por nuestra cuenta el esfuerzo que supone cualificar a estos nuevos profesionales.
Artículo publicado en el Manual del Taller de Vehículo Industrial 2023 de Infocap
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