Pagar 2.600 euros por la gestión y una espera de medio año: así es la farragosa quimera para contratar mecánicos de Perú para España
La falta de personal y mano de obra obliga cada vez más a la contratación de trabajadores extranjeros para evitar unas listas de esperas que, en el caso de la chapa y pintura, alcanza los tres meses.
"No hay gente para trabajar y no me caben los coches". Habla el propietario de un taller mecánico en Narón, La Coruña. No es el único. "Estamos todos llenos". La lista de espera para reparaciones mecánicas es de semanas. Peor aún, para chapa y pintura. De unos tres meses en Galicia. La mano de obra escasea, por eso, no son pocos quienes buscan fuera trabajadores. Algunos talleres se han apuntado a la iniciativa de la patronal Atreve, pero, según "La Voz de Galicia", la idea salió peregrina: captar a un trabajador al otro lado del Atlántico cuesta entre 2.100 y 2.600 euros, que son los honorarios de las compañías que actúan como intermediarias en la contratación. Pero es que, además, el proceso tarda entre cinco y seis meses desde que se realiza la solicitud hasta que llega el nuevo empleado. Una quimera.
Así que la iniciativa de Atreve, de momento, está siendo "un fracaso". Alberto Casteleiro, gerente de esa asociación de talleres, entiende que los negocios "no quieren arriesgar" y que, pese a todos sus intentos para animarlos a buscar mano de obra fuera de España, "la gente tiene muchas dudas". Y es que, aclaró Casteleiro, "una vez que empieza a trabajar, el empresario dispone de un margen de seis meses para rescindir el contrato si ve que se no se cumplen las expectativas".
Pese a que en la comarca de Ferrol, la experiencia no está teniendo mucho tirón, los talleres de la provincia de Lugo sí están apostando por reforzar sus plantillas con trabajadores extranjeros. Se están aferrando al clavo ardiendo. De hecho, hay 26 personas de Perú en proceso de contratación. Otros sectores económicos de la comarca también están recurriendo a operarios de países latinoamericanos, como WindWaves, la antigua Nervión, que, ante la falta de mano de obra especializada nacional, ha decidido reforzar la plantilla dedicada al contrato de eólica marina de Le Tréport contratando a medio centenar de soldadores peruanos. La empresa entrevistó en agosto a 300 profesionales en Lima, de los que 80 pasaron el primer filtro.
La patronal de talleres Atreve intentó facilitar la contratación de operarios peruanos contactando con dos empresas españolas que actúan como intermediarias de las compañías nacionales que quieren buscar mano de obra en Perú. Una tiene sucursal en ese país latinoamericano y es especialista en la selección de trabajadores en función de los perfiles demandados. La segunda empresa con la que ha contactado Atreve es un despacho de abogados con contactos en Perú y Ecuador.
Los procesos selectivos se llevan a cabo por videoconferencia. Atreve actúa solo como intermediaria y los contratos tienen que realizarse directamente entre cada uno de los talleres interesados y una de las dos empresas. De momento, la iniciativa ha tenido poca repercusión.
Esa desconfianza choca con una carestía de personal que resulta acuciante. En concreto, los chapistas se los rifan los talleres. Incluso hay concesionarios que han dejado de hacer reparaciones de ese tipo por falta de ese tipo de especialistas. Muchos profesionales fichan por empresas auxiliares del sector naval y otros, simplemente se jubilan y los talleres no encuentran relevo. Menos negocios de reparación, menos operarios especializados.
"La gente que conoce el oficio se está retirando y no hay relevos"
Juan Antonio Guerrero cogió el traspaso hace un año de Talleres Fersa, en la calle Venezuela de Ferrol. "Es un negocio pequeño, tengo un pintor, un mecánico y yo, que me encargo de la chapa y de la oficina", explica. No necesita a nadie más, pero aún así reconoce que tiene "una lista de espera de tres meses para reparar chapa y pintura; en mecánica, dos o tres semanas". Guerrero conoce de sobra los problemas de sus colegas y, en general, del sector de reparación de vehículos. "La gente que sabe trabajar se está retirando y no hay relevos", aclara para explicar los motivos tanto de la falta de personal como de la lista de espera de los clientes.
El cierre de talleres por la jubilación de su propietario se sucede a cuentagotas. Nadie quiere hacerse cargo de ellos y el caso de Guerrero no es el más común. Además, aclara que los talleres situados en la ciudad cuentan con un plazo de seis meses para el traspaso tras la jubilación. Si no se produce, caduca la licencia. El responsable de Fersa ya está contando los meses que quedan para el retiro de su mecánico, algo que todavía sucederá dentro de cuatro años, pero ya piensa en cómo encontrarle un relevo. La espada de Damocles acecha.
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