Cómo ayudan las métricas a mejorar la rentabilidad del taller
El uso de indicadores de rendimiento facilita el control y la gestión del negocio.
Obtener la mejor rentabilidad posible es el objetivo de cualquier taller. Para ello, además de ser competitivo, hay que conocer los puntos fuertes y los débiles para controlar, en todo momento, la situación en la que se encuentra el negocio.
Para ello, tal y como explica GT Motive en un artículo, los talleres tienen a su disposición una herramienta que facilita el control y la gestión del taller: los KPI o indicadores clave de rendimiento.
Los KPI son métricas que permiten medir y cuantificar el progreso y el rendimiento del negocio. Los más importantes, según el post, son cuatro:
- Márgenes sobre ventas: es imprescindible que el taller conozca sus márgenes de beneficio. Un margen reducido podría no estar cubriendo gastos y un margen excesivamente elevado (y no justificado) podría disuadir a potenciales clientes.
- Eficacia operativa: esta métrica mide la ganancia obtenida a partir del tiempo de trabajo invertido por los trabajadores. Una baja eficiencia operativa se puede deber a operarios desmotivados o poco cualificados, desorganización interna, ausencia de herramientas de gestión adecuadas o equipos obsoletos.
- Eficiencia general: este indicador refleja la situación general del taller, tal como la productividad o los trabajos no facturados.
- Productividad: mide el grado de ocupación productiva, por lo que un valor bajo indica mala organización del taller, pocas reparaciones o la necesidad de rediseñar el establecimiento.
Para utilizar los principales KPI, existen softwares de gestión específicos para talleres disponibles en el mercado. Su uso es muy recomendable, porque permite analizar y controla la evolución interna del negocio. Y, además, hay que tener en cuenta que lo que se no mide, no se puede mejorar.
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