Híbridos y ventajas fiscales: ¿estamos abriendo la puerta al fraude?
Analistas franceses advierten de que se estarían comprando híbridos que nunca se recargan para beneficiarse de las ayudas.
Los planes de fomento de la compra de vehículos híbridos enchufables podrían estar dando lugar a una picaresca que consiste en no emplear el modo eléctrico pero beneficiarse igualmente de las ayudas fiscales: permiso para aparcar y facilidades para circular en los centros de las ciudades, exención de ciertas cargas para las empresas, incluyendo el impuesto sobre vehículos a motor… Según el medio económico francés Challeges.fr, “una parte no desdeñable de los compradores podrían estar aprovechando estas ventajas fiscales sin recargar jamás el modo eléctrico de su coche”.
Además de las ventajas fiscales, el artículo destaca el atractivo en imagen que este tipo de vehículos tiene para las empresas. Tal como declaró Jean-Loup Savigny, director comercial de Lease Plan a Challenges.fr, “existen empresas que escogen vehículos híbridos recargables pero sus locales no están equipados con infraestructura de carga. Dado que no resulta rentable instalar una fuente de recarga para un solo vehículo, a menudo solo se les saca el rendimiento que corresponde a los vehículos que forman parte de una flota”.
El artículo señala que no existen demasiados datos estadísticos sobre la utilización de híbridos recargables, ya que el uso de su modo eléctrico depende por una parte de la infraestructura de carga y por otra de la disciplina de los usuarios, lo cual es sumamente difícil de cuantificar. Según diversos fabricantes consultados por Challenges.fr, solo el 30% de los híbridos recargables se utilizan a máximo rendimiento de su modo eléctrico, con una recarga diaria.
Stéphane Chevalier, responsable de comunicación de Toyota, explica que “nuestros ensayos, que comenzaron en 2010, han revelado que una proporción importante de usuarios pierden rápidamente el hábito de recargar sus vehículos”. Según fuentes de Hyundai, en el caso de particulares, este fenómeno está mucho menos extendido, ya que su interés en rentabilizar el precio más alto que conllevan estos vehículos es mucho mayor que las ventajas fiscales que aporta.
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