Cómo revisar el tubo de escape en el taller
Su correcto mantenimiento influye directamente en el rendimiento del motor y en las emisiones contaminantes a la atmósfera.
El sistema de escape es el encargado de canalizar de forma controlada los gases que se generan durante la combustión, para reducir su toxicidad, tanto dentro como fuera del vehículo.
Todos los elementos que integra el sistema de escape deben estar en perfectas condiciones para garantizar un correcto funcionamiento del coche, por lo que conviene inspeccionarlo una vez al año o cada 50.000 kilómetros en las revisiones de mantenimiento.
Un sistema de escape en mal estado afecta al rendimiento del motor y aumenta el impacto sobre el medio ambiente.
Por eso, Midas ha elaborado un artículo en el que explica cómo inspeccionar este componente en el taller.
Hay que comprobar el estado de las piezas si se perciben ruidos excesivos al arrancar el vehículo, si el humo es más denso o negro de lo normal, si hay ruidos de piezas sueltas o vibraciones anómalas.
Además, conviene comprobar que la zona metálica que une los conductos con el coche está en buen estado y si dichos conductos presentan síntomas de deterioro, como fisuras, óxido o agujeros.
A continuación, habrá que fijarse en el silenciador, tanto por fuera como por dentro. Como recuerda el artículo, la carcasa no debe estar agujereada. Los tubos y el separador no deben sonar a piezas sueltas, puesto que esto indica un estado avanzado de corrosión.
El siguiente paso sería revisar el catalizador, encargado de eliminar los elementos contaminantes de los gases a través de elementos químicos. La parte cerámica de la cámara debe estar bien sujeto y la carcasa térmica no mostrar ninguna grieta ni deformación.
Por último, habrá que inspeccionar el estado de los soportes de caucho, para comprobar que se ajustan bien a las partes metálicas.
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