El mantenimiento, clave para el buen funcionamiento del ESP
El control de estabilidad electrónico (conocido como ESP o ESC) contribuye a prevenir las situaciones de pérdida de tracción. Los estudios demuestran que el sistema reduce a la mitad el riesgo de perder el control del vehículo y ayuda a recuperar la estabilidad del automóvil en el 80% de los casos.
El ESP, que se ha definido como el cinturón de seguridad del siglo XXI, precisa que el conductor mantenga los neumáticos, las pastillas de freno y los componentes de suspensión (amortiguadores y muelles) como nuevos para su correcto funcionamiento.
Los talleres deben prestar especial atención a si los vehículos están equipados o no con este sistema -un tercio de los automóviles matriculados en 2005 cuentan con el ESP- porque la eficacia del control de estabilidad electrónico depende de los recambios periódicos y del mantenimiento.
El fabricante de amortiguadores KYB recomienda sustituir este componente cada 80.000 kilómetros. Además, las piezas de recambio deben garantizar las mismas prestaciones que las de equipo original.
Mercedes-Benz afirma que la instalación del ESP como equipamiento estándar en sus vehículos ha supuesto una reducción del 29% en accidentes y del 15% en siniestros totales. Los estudios de Toyota confirman una reducción del 30%.
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