Bosch desarrolla la frenada predictiva automática para detectar ciclistas
iBooster es un sistema de recuperación de energía en la frenada de coches híbridos y eléctricos.
Bosch, tras realizar un reciente estudio con la Fundación Mapfre llamado "La atención en la conducción: ciclistas invisibles para los conductores", ha tomado medidas ante la vulnerabilidad de los ciclista y el creciente uso de la bicicleta en el transporte urbano, con la frenada automática de emergencia con detección de ciclistas (igual que la de los peatones).
De esta forma, la enseña amplía su frenada autónoma de emergencia desarrollada a través del servofreno electromecánico de gestión inteligente iBooster, un sistema de recuperación de energía en la frenada de coches híbridos y eléctricos, que aplica una frenada completa ADAS en menos de dos décimas de segundo, manteniendo activa la frenada automática de emergencia, explica la firma.
Además, el sistema cuenta con una cámara de vídeo estéreo que detecta una colisión inminente hasta en una velocidad de 60 km/h y puede reducir la velocidad de impacto en 40 km/h.
Entre los 60 y los 80 km/h, el sistema avisa acústicamente al conductor en caso de riesgo inminente, para que reaccione si no ha detectado al ciclista. La frenada ADAS es capaz de actuar tanto si el ciclista circula en sentido perpendicular como en la misma dirección del automóvil.
La Fundación Mapfre subraya que si todos los coches llevaran incorporado este sistema (como ya llevan muchos automóviles el relativo a los peatones) se podrían evitar el 43% de los siniestros con lesiones que implican bicicletas y automóviles, o, al menos, mitigar su gravedad.
Por otra parte, la inesperada apertura de una puerta al pasar el ciclista a la altura de un coche recién aparcado es la causa de innumerables accidentes. La alerta de salida en todas las puertas del coche puede evitar este tipo de accidentes y advierte a los ocupantes, incluso varios minutos después de haber apagado el motor, antes de que salgan del vehículo.
Instalados a la izquierda y derecha de la zona trasera del coche, los sensores detectan el tráfico en un radio de 20 metros, así como de otros usuarios de la calzada que se acercan desde atrás o que ya están al lado o en la parte trasera del vehículo, y advierten al conductor antes de abrir la puerta.
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