Cómo se crea la gama de colores para un coche
Unos 1.000 litros de pintura y 100 ensayos son necesarios para dar con el tono deseado.
¿Qué se quiere destacar en un vehículo? ¿A qué público va dirigido? ¿Qué se pretende transmitir? El color es una parte esencial del mensaje que refleja un coche. Para ello, los especialistas en esta área realizan exhaustivos estudios hasta llegar a la paleta final de colores que ofrecen a sus clientes.
Todo empieza con aquello que se pretende transmitir al cliente (deportividad, elegancia, amplitud…) y convertir el vehículo en atractivo y que el potencial comprador fije su atención en el modelo que se lanza al mercado.
Previamente, se elaboran estudios sobre las tendencias en colores y texturas en moda y arquitectura que habrá en el momento de la presentación del modelo, explica Jordi Font, responsable del departamento de Color&Trim de Seat.
Para el lanzamiento de un nuevo coche, el fabricante debe encontrar el color perfecto. Para ello, se gasta una media de 1.000 litros de pintura en alrededor de 100 ensayos de color y así dar con el tono adecuado.
A continuación, se llevan a cabo pruebas sobre chapas en diferentes momentos del día y entornos distintos. De esta manera, los especialistas pueden observar el efecto que produce cada color sobre el vehículo.
Los coches suelen tener una gama de unos doce colores cuando salen al mercado, aunque algunos se convierten en auténticos clásicos y se mantienen en toda una gama de vehículos.
Pese a que el blanco, el negro y el gris son los más vendidos en Europa, hay una serie de patrones en cuanto a la elección de colores. Así, los coches pequeños tienden a ser más llamativos y los más grandes más oscuros y metalizados.
Por otro lado, el público joven opta por colores “más divertidos y arriesgados; a medida que avanza la edad se apuesta por colores más sofisticados”, explica Jordi Font.
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