Posventa y economía circular: piezas inseparables, por Fernando Miguélez (Ganvam)
El empleo de recambios verdes, esto es, piezas de segunda mano reacondicionadas para garantizar su calidad y funcionalidad, es práctica común entre los talleres, evidenciando que el compromiso de la posventa con la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente no son prácticas recién adoptadas, sino que en la automoción vienen de lejos.
De un tiempo a esta parte, el término economía circular ha ganado peso en la cultura corporativa, aunque en la automoción viene de lejos. El empleo de recambios verdes, esto es, piezas de segunda mano reacondicionadas para garantizar su calidad y funcionalidad, es práctica común entre los talleres, evidenciando que el compromiso de la posventa con la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente no son prácticas recién adoptadas.
En Ganvam llevamos desde 2003 defendiendo la reutilización de piezas para proporcionar una segunda vida tanto a los recambios como a los vehículos de ocasión que se comercializan en España. Es más, el contrato de compraventa de vehículo de ocasión redactado por Ganvam -el que se usa como modelo en nuestro país desde hace casi dos décadas al estar declarado exento de cláusulas abusivas por el Instituto Nacional de Consumo y las comunidades autónomas- ya incorporaba desde sus inicios un epígrafe en defensa de la utilización de pieza recuperada.
Tampoco podemos dejar pasar la importancia del recambio verde en la rentabilidad, tanto de concesionarios y servicios oficiales como de talleres independientes, a sabiendas de que buena parte de ellos dan servicio posventa con márgenes muy ajustados por mano de obra facturada, lo que obliga a buscar fórmulas capaces de absorber sus costes de estructura, y ofrecer al cliente reparaciones técnica y económicamente aceptables.
Esta tensión por la rentabilidad se eleva todavía más si ponemos el foco en los talleres de carrocería y pintura que trabajan para compañías de seguros. En un contexto en el que la inflación impacta sobre el precio de materias primas y materiales, las aseguradoras no están trasladando este incremento a los talleres, haciendo que sus cuentas de resultados se resientan todavía más; por no hablar de que están entrando en juego proveedores con nuevas calidades y precios que tampoco se están reflejando en la retribución de las aseguradoras a los talleres.
Dejando al margen las cuestiones espinosas, lo cierto es que España es un ejemplo de eficiencia en la gestión de las 3Rs (reducir, reutilizar y reciclar) aplicada a los vehículos al final de su vida útil. Nuestros desguaces son autosuficientes y un ejemplo a seguir en toda Europa. El valor económico positivo de los vehículos al final de su vida útil permite la financiación del sistema de reutilización, lo que legitima además la defensa por parte del sector de medidas orientadas a rebajar los 14 años de antigüedad media del parque a través de incentivos al achatarramiento.
La falta de renovación del parque impacta directamente en la oferta de recambio verde. Retener el coche más tiempo genera carencias en los desguaces. Lo hemos visto recientemente como consecuencia del impacto de las crisis de los chips. Y es que, sin coches fuera de uso que los nutran de piezas, la actividad de los talleres de reparación se ve afectada por falta de recambios, sobre todo en vehículos de menos de 10 años.
En cualquier caso, y conscientes de la necesidad de que la rueda de la economía circular gire adecuadamente, es innegable que nuestro sector posventa es pionero en abrazar el concepto de sostenibilidad como vía para generar oportunidades orientadas a hacer más eficiente su negocio.
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