Madrid estrena bolardos hechos con neumáticos usados
El Ayuntamiento quiere sustituir los tradicionales y pesados bolardos por otros más respetuosos con los coches de los madrileños.
En el madrileño barrio de Malasaña lo de aparcar de oído se va a acabar, o eso pretende el Ayuntamiento. El consistorio capitalino ha empezado a sustituir los temidos bolardos que pueblan las calles de la capital por unos más flexibles hechos de neumáticos usados. La medida pretende que los vehículos no resulten dañados cada vez que chocan contra uno de estos pivotes metálicos.
El Ayuntamiento ya ha empezado a reemplazar los bolardos de la Corredera Baja de San Pablo. Ahora, los que paseen o circulen por esta calle se encontrarán con unos bolardos más bajos y con más capacidad de rebote, según recoge El Mundo. Los nuevos vecinos de esta calle tienen 50 centímetros de altura y están recubiertos de caucho reciclado, obtenido a partir del triturado mecánico de neumáticos, la peladura de cubiertas de camión y compuestos recuperados. El anclaje sigue siendo una barra perforada, según explica la publicación.
Eso sí, pese a que la intención del Ayuntamiento era reducir los temidos daños de chapa de los que no se libraba ningún vehículo que chocaba contra ellos, los vecinos no creen que la medida vaya a funcionar. En el barrio, la opinión generalizada es que son más peligrosos para los peatones ya que son más bajos y se ven peor y, aún así, siguen dañando a los coches cuando algún conductor impacta contra ellos olvidando que ahora, según se supone, son más delicados.
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