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¿Sabes lo que conduces?

¿Sabes lo que conduces?
¿Sabes lo que conduces?
Enrique Díaz

06 de abril 2011 - 16:37

Hace años que vengo observando la transformación del parque móvil de una parte de la clase media Española, en una franja de tiempo muy reducida, y ayudado por el “boom” del coche de segunda mano, importado principalmente de Alemania y Bélgica. Marcas de coches consideradas durante mucho tiempo elitistas, al alcance de muy pocos afortunados, que de un día para otro, se convirtieron en las marcas más comunes de coches…

Se nos hizo habitual ver a “mileuristas” conduciendo Audis, Mercedes, BMW´s… etc, etc , y me parece respetable, cada uno hace con su dinero lo que le viene en gana, pero ¿en qué afecta esto a la posventa del automóvil?

Bien, pues a mi forma de verlo, se ha convertido en un problema habitual para los talleres. Una gran parte de conductores de este tipo de vehículos, antes exclusivos para gente con un poder adquisitivo por encima de la media, no tiene ni idea de lo que conduce, y se lleva un gran susto cuando su mecánico le dice que tiene que cambiar, por ejemplo, el filtro de partículas, la bomba de inyección, alguna centralita, o un simple faro, el cual es muy posible que tenga un precio que oscila entre los 400 - 600€ incluso más. No sabe que para que su vehículo cumpla con las normativas anticontaminación “Euro-X”, ha sido equipado con tecnología en algunos casos comparable a la de la NASA, no sabe que en una fracción de segundo los inyectores de su coche ejecutan 2 o 3 pre-inyecciones y otras 2, 3 o 4 post-inyecciones, teniendo que alcanzar para ello presiones con las que podrían cortar con el combustible, una plancha metálica de un espesor considerable como si de mantequilla se tratase, y no hablemos de los sistemas de seguridad activa y pasiva, que recuerdan más a la robótica que a un automóvil.

A una cierta parte de la población le gusta vivir por encima de sus posibilidades, para demostrar a la sociedad que les rodea, no sé el qué...

Calculan que pueden pagar la hipoteca y los recibos habituales, incluso la letra del coche, pero está claro que obvian datos importantes al hacer los cálculos, pueden pagar el coche, la gasolina/diésel, el cambio de aceite, los filtros, pero esta desinformación del usuario hace que una avería en cualquiera de los sistemas electrónicos que su cochazo lleva instalado, desequilibre una economía de por sí muy ajustada, luego vienen los impagos al taller. Mi humilde consejo sería que si no puedes tener un BMW (por ejemplo) tengas un utilitario más asequible y que te hará más o menos el mismo servicio, pero claro, irás “molando” menos por la calle.

Suma eso a no conocer la evolución que han tenido que experimentar los talleres mecánicos, las regulaciones de medio ambiente, formación, adquisición de maquinaria especializada…y te dá en que no tienen ni idea a la hora de valorar un presupuesto, y siempre les parece caro, carísimo.

Pienso que los talleres nunca deberían competir con su “vecino” en precios, tendrían incluso que incrementar su coste de mano de obra, valorarse más, no montar piezas de desgüace que tengan que ver con la seguridad, perder ese miedo a que si el presupuesto es muy alto el cliente se puede ir al taller de al lado, recuperar la rentabilidad que toda empresa debe tener y quién no pueda ir en coche, con todos los respetos, que use el transporte público o vaya en bici.

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