Taller de vehículos 24 horas: ¿Realmente viable?
¿Es negocio para el taller ampliar su horario convencional y abrir las 24 horas del día, sábados y domingos incluidos? La cuestión, suscitada por la posibilidad de que en la Comunidad de Madrid los concesionarios, como empresas del sector del comercio, puedan atender al público sin limitación horaria, vuelve a ser objeto de debate.Al hilo de esa futura liberalización, me pregunto si un taller oficial, por el hecho de ser parte de una concesión de una marca, podrá entonces recepcionar y reparar coches, pongamos que a las tres de la mañana, y su vecino no por ser multimarca pero, sobre todo, por no vender coches. Sería un caso de clara discriminación que atentaría contra la libre Competencia. Un agravio comparativo inaceptable.
La pregunta sería entonces: ¿Qué o quién impide a un taller abrir en un horario diferente al acostumbrado? Nada ni nadie en particular, si cumple las ordenanzas municipales y si no contraviene lo dispuesto en la normativa específica de su comunidad autónoma (si la tiene) para el sector de reparación de vehículos. Conocemos muchos negocios de éxito que se adaptaron a la noche sin traumas y con resultados efectivos. Las llamadas tiendas de conveniencia, gasolineras e incluso farmacias. Vale, venden bienes de consumo que podemos necesitar a cualquier hora. Pero la reparación del coche también puede llegar a convertirse en necesidad, sobre todo si lo empleas para trabajar. ¿Talleres nocturnos, entonces, para clientes que piden ser atendidos con la máxima rapidez posible, aunque sea a horas intempestivas?
Busco en Google 'Taller de coches 24 horas' y, no sin dificultad, y con la salvedad de empresas que aparecen por su servicio de grúa permanente en directorios del tipo Páginas Amarillas, encuentro el ejemplo de Talleres Grúa Ávila. Está en Barcelona, en zona urbana. 500 metros cuadrados. Lleva seis meses con este horario 'extensivo'. “Para lograr facturar más cuando la demanda está decayendo” me dice su propietario. ¿Y has tenido que cambiar muchas cosas?, le pregunto. “Aumentar un poco el stock de recambios (correas, baterías, pastillas de freno) y repartirnos las horas de trabajo de otra manera entre los cinco trabajadores del taller”, me responde. No le noto demasiado optimista. "El trabajo está flojo de día y de noche", remata.
Hago memoria de talleres (pocos) que en su día anunciaban “abierto todo el día”. UNE Automóviles, un taller multimarca de carrocería en Valladolid, de generosas dimensiones, hacía incluso publicidad de este rasgo diferencial. Ya no. “No venían ni los taxistas, y en luz y calefacción se gasta más que los ingresos que generaban las entradas de vehículos por la noche”, cuenta Luis Fernández (si os suena el nombre, fue muchos años director general de Cesvimap). Otro ejemplo, el taller de Comercial Mercedes-Benz en Pinto (Madrid) también atendía vehículos pesados las 24 horas. La iniciativa forma ahora parte del pasado del centro.
La opción de abrir por la noche y en festivos para un taller es y será siempre una apuesta arriesgada. Con un resultado intangible aunque valioso, en términos de imagen y servicio para los clientes. Otra cosa muy distinta sería la rentabilidad directa. Además, hay que cambiar muchos conceptos: la mentalidad de la plantilla, los procesos de reparación (de noche se pueden concentrar las intervenciones de más duración), el aprovisionamiento del recambio e incluso las retribuciones de los operarios. Abstenerse talleres alejados de los núcleos urbanos. El tamaño también importa. Veo menos posibilidades de éxito en grandes instalaciones que en talleres pequeños que sepan jugar la baza de la cercanía y la flexibilidad. Veremos quién se anima antes. La situación del mercado invita a buscar alternativas que consigan captar una parte de la clientela que no decide sólo por el precio.