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El chapista, un artista del taller

Joaquín Gómez

13 de junio 2011 - 08:26

Nunca he llegado a ser ni una sombra de chapista, aunque mi primera andadura en el taller fue como aprendiz en ese puesto. Pero he de decir que llevo conviviendo con excelentes chapistas durante más de veinte años.

Es una profesión que siempre he admirado, sé lo que son capaces de hacer los buenos chapistas, lo veo todos los días. Su trabajo es desconocido y creo que están poco valorados. Si vemos el antes y el después de una reparación no podemos dudar, el que ha conseguido esto es un artista.

Observar cómo trabajan es fascinante. Antes de tocar nada, estudian el golpe, se pasean de un lado al otro del vehículo y buscan por donde comenzar. Tienen el golpe en su mente y visualizan como lo van a reparar. Cogen la L y pegan el primer tirón, todo va volviendo a su sitio. Su forma de coger el martillo es especial, con dos golpes en el sitio adecuado corrigen esa deformación.

Ser un buen chapista es muy complicado y en un taller multimarca aún mas. Se necesitan muchos años de trabajo y muchos coches reparados para ser un buen chapista, para los cambia-piezas y masilleros, con un par de años sobra. Muchos servicios oficiales y algunas aseguradoras han fomentado esas dos figuras tan alejadas del verdadero chapista.

Por eso cuando algún perito despistado que no ha visto un martillo en su vida te discute lo que vale el trabajo de ese gran profesional, lo primero que le viene a uno a la mente es decirle que “lo haga él”. Pero claro no sabría por donde cogerlo.

Por suerte siempre sale el sentido común a relucir porque al ver el antes y el después, no hay ninguna duda, esto no tiene precio, no lo hace cualquiera.

Os muestro un vídeo donde vamos a necesitar un artista, a ver qué os parece.

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