¿Qué hacer con una rueda pinchada?
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Una rueda pinchada no solo es un imprevisto indeseable que puede sorprender a cualquiera, sino también una situación capaz de generar molestias en la conducción y comprometer la seguridad.
Aunque algunos consideran sencillo el reemplazo inmediato de la rueda afectada, lo más recomendable es el montaje de neumáticos en un taller especializado, sobre todo cuando el pinchazo ha sido consecuencia del impacto de un objeto, bien sea una piedra, los bordillos o la propia calzada.
¿Cómo detectar una rueda pinchada?
Por lo general, la incorrecta presión de aire en los neumáticos se debe a una perforación en su superficie, la cual puede ser el resultado del contacto brusco con un objeto agresivo o punzante, por ejemplo, tornillos, clavos o vidrios.
Sin embargo, en ocasiones se debe al incorrecto mantenimiento de las ruedas, la circulación del coche con exceso de carga, e incluso, la antigüedad de las gomas, ya que pueden estar endurecidas.
¿Qué hacer cuando se pincha un neumático con el coche en movimiento?
Cuando el coche se encuentra en circulación, lo primero que notaremos al sufrir el pinchazo es un ruido similar al de una explosión. Casi de forma instantánea, el volante comienza a vibrar, por lo que resulta sencillo perder el control.
Frente a este escenario, los especialistas como 1001neumaticos.com no solo ofrecen un sitio perfecto para comprar nuevas ruedas, sino que invitan a actuar con prudencia.
Durante el desplazamiento en línea recta a baja velocidad, lo normal es que el coche se mueva hacia los extremos del carril, mientras que en carreteras curvas, la maniobra se complica a la hora de girar.
En cualquier caso, la clave radica en sujetar firmemente el volante, soltar el acelerador e intentar mantener la dirección. Ante la necesidad de frenar, hacerlo con suavidad, en especial, si no nos movemos de manera lineal.
Recuperar la direccionalidad
Otro punto que debemos tener claro es la tendencia de respuesta de los vehículos en función de la posición de la llanta pinchada. Por norma, las ruedas delanteras tienden al subviraje y las traseras al sobreviraje, es decir, con las primeras es poco probable que el coche gire al llegar a una curva, contrario a las segundas, donde existe el riesgo de que busque ponerse de lado.
Realizar un contravolante es la opción indicada si queremos recuperar la direccionalidad, o lo que es igual, girar un poco el volante en sentido de la dirección hacia la que patina el vehículo.
En ambos casos, es indispensable evitar que el coche sufra transferencia de peso, lo cual suele suceder cuando perdemos el control del volante o frenamos de forma brusca.
Detenerse y reemplazar la rueda
Después de recuperar el control perdido durante el pinchazo, debemos reducir la velocidad hasta detenernos. Es indispensable encontrar un lugar seguro e iniciar el reemplazo por la rueda de repuesto.
Si bien algunas personas deciden continuar la conducción con el neumático pinchado, la decisión supone un riesgo tanto para la dirección del coche, como para su desplazamiento general. Si no tenemos las habilidades suficientes, lo mejor será llamar a un servicio de asistencia en carreteras.
¿Es seguro conducir con un neumático pinchado?
Sin importar el tamaño o modelo, no basta con volver a inflar la rueda dañada, tiene que ser revisada por un profesional, de lo contrario, corremos el riesgo de que vuelva a desinflarse rápidamente o, en el peor de los escenarios, que se rompa durante la conducción.
Teniendo en cuenta el peligro que supone en el desarrollo normal de la maniobra, los especialistas coinciden en la necesidad no solo de reemplazar el neumático pinchado, sino también el que lo acompaña en el mismo eje.
La razón por la que es ideal cambiar dos ruedas radica en el equilibrio. Por lo general, la combinación de una rueda nueva y una con desgaste compromete el balance del vehículo. Asimismo, la diferencia entre ambas piezas genera desgaste irregular de la banda de la rodadura.
¿Cuándo reparar un neumático pinchado?
Garantizar que una rueda es utilizable después de sufrir un daño depende del lugar en el que se produce el pinchazo o desgarro. Básicamente, la reparación es viable en la banda de rodadura, el flanco o en zonas lejanas a los hombros de la rueda.
Es importante que el refuerzo no altere la flexibilidad de la estructura. Asimismo, resulta elemental que el proceso lo lleve a cabo un técnico competente, en un taller especializado, por lo que la recomendación es reemplazar el neumático y evitar problemas mayores.
Solo los reparadores profesionales disponen de los conocimientos y herramientas para detectar si la rueda admite o no refuerzo. Por norma, requieren sustitución los neumáticos que presentan las siguientes características:
- Profundidad inferior a los 1,6 mm en los ¾ centrales de la parte más ancha de la banda de rodadura.
- Deterioro en la estructura, daño o debilidad del talón.
- Corrosión interna de la rueda a causa de la humedad que se acumula en los cortes.
- Envejecimiento de la goma.
- Pinchazos previos.
¿Qué pasa con los neumáticos desinflados que no presentan daños?
Como comentamos, la pérdida de presión de aire no siempre obedece a desgarros o roturas, también es posible que el origen del problema se encuentre en la falta de mantenimiento regular, ya que las ruedas suelen desinflarse un poco con el tiempo.
De esta forma, conviene ajustar el nivel de presión y realizar verificaciones una vez al mes.
El subinflado de los neumáticos trae consigo una serie de riesgos. En primer lugar, incrementa la tasa de desgaste, sobre todo, en los bordes exteriores, lo que acorta la vida útil de la banda de rodadura.
Por otro lado, desencadena la flexión excesiva de la superficie, la cual al sobrecalentarse, debilita la estructura de la goma. El rendimiento y el control en la maniobra se ven igualmente afectados, así como la rapidez con la que se consume el combustible.
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