La seguridad y salud laboral en el taller de carrocería más allá de la protección contra el Covid

La seguridad en los talleres se ha visto reforzada en lo relativo a los protocolos de higiene y desinfección. Sin embargo, el trabajo diario en los talleres de chapa y pintura requiere de medidas adicionales que, además de la protección frente al coronavirus, permitan evitar lesiones, aumentar la productividad y la rentabilidad de estos centros, y prestar un servicio rápido y de calidad a los clientes. AD Grupo Regueira ha elaborado un listado sobre las precauciones que deben tomar los profesionales del taller de carrocería en sus actividades rutinarias.

Los equipos de protección individual han ganado mucha relevancia en las últimas semanas. Sin embargo, su empleo en los talleres de carrocería es un habitual. Y es que durante los procesos de lijado y pintado de vehículos, con frecuencia se desprenden partículas de polvo y sustancias químicas, las cuales pueden introducirse en el aparato respiratorio o incluso en los ojos. Por ello, se recomienda el uso de la mascarilla, las gafas de seguridad, los guantes desechables de látex o nitrilo, así como ropa de trabajo específica, indicaciones que se ven reforzadas por la crisis del coronavirus.

Las condiciones ambientales en las que desarrolla el trabajo juegan un papel muy importante, por lo que es importante asegurar que se cumplen las normativas relacionadas con los factores de luminosidad, la temperatura o el ruido. Además, es esencial que el área de pintura se encuentre acondicionado y que la zona de preparación de superficies se localice lo más cerca posible de la cabina de pintura y la zona de mezclas, de forma que se reduzca al mínimo el esfuerzo de carga del pintor.

AD Grupo Regueira también recomienda el uso de transpaletas eléctricas acompañadas de una rampa móvil, para evitar el desgaste de mover el vehículo, y señala que los elevadores neumáticos también resultan muy apropiado para las reparaciones de las zonas inferiores de los coches, cuidando la postura del profesional del taller. En este sentido, sugiere que la altura del vehículo debe mantenerse en un espacio entre los codos y los hombre del pintor, esta postura permite que la espalda y el cuello se mantengan rectos, y no obliga a flexionar los brazos.

Los profesionales del taller de chapa y pintura verán facilitado su trabajo si cuentan con herramientas que favorezcan un acabado perfecto, tales como soluciones de enmascarado, las pistolas aerográficas, los brazos articulados en los equipos de secado o las lijadoras eléctricas o neumáticas.