Un taller clandestino en Alameda de la Sagra (Toledo), clave en una red de robo de vehículos
El localizador GPS de un coche robado que llegó al taller fue el desencadenante para la investigación. Se trataría de una organización que modificaba vehículos con piezas compradas en desguaces y venderlos con documentación falsificada.
Más de una veintena de detenidos (cifra aproximada ante la falta de confirmación policial) en un operativo contra talleres de desguace y mecánicos en la Comunidad de Madrid y en Alameda de la Sagra (Toledo). Según recoge ABC, formarían parte de un grupo organizado dedicado al robo de vehículos para modificarlos con piezas compradas en desguaces y venderlos con documentación falsificada.
Fue en junio cuando la Unidad Central de Seguridad (UCS) de la Policía Municipal de la capital de España y la Guardia Civil de la Comunidad de Madrid, concretamente su Grupo de Investigación y Análisis de la Agrupación de Tráfico (GIAT), pidieron la colaboración de la Policía local de Alameda de la Sagra. El localizador GPS de un coche robado delataba que el automóvil había llegado al taller de la avenida de Alameda de la Sagra, situado en el número 16 de la avenida de Castilla-La Mancha.
Para entonces, los agentes ya habían realizado una inspección: a la mujer que les abrió la puerta le solicitaron documentación, grabaron y fotografiaron su interior, además de identificar a las personas que había dentro. El resultado fueron varias "anomalías": acumulación de vehículos, tanto coches como motocicletas; numerosos chasis sueltos o la falta de organización en un taller mecánico supuestamente legal que ocupa dos plantas, dónde estaban repartidas las piezas.
Entonces intensificaron la vigilancia y comenzaron a compartir información y documentación con los investigadores. Les facilitaron imágenes de los vehículos que entraban y salían del taller, así como datos de las personas identificadas en los controles específicos que se realizaron en los alrededores del negocio sospechoso, Desde fuera, no llamaba la atención porque trabajaban con la puerta cerrada y sin hacer ruido, además de funcionar sin tener de alta un contrato de agua ni de luz.
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