Sigaus recuperó 6.541 toneladas de aceites en los talleres madrileños en 2020
Evitó la emisión de 6.712 toneladas de CO2 y ahorró 2,5 millones de barriles de petróleo, siguiendo así con la hoja de ruta para lograr una economía circular, en la que los residuos se convierten en recursos.
A pesar de la pandemia, la gestión del aceite industrial, declarada actividad esencial, no paró y Sigaus, sistema encargado de la recuperación de este residuo peligroso, llevó a cabo 18.540 operaciones de recogida de aceite usado en 138 municipios madrileños, en los que se atendió a 6.811 establecimientos, más de la mitad talleres mecánicos. Esta gestión evitó la emisión de 6.712 toneladas de CO2 y ahorró la utilización de 2,5 millones de barriles de petróleo, siguiendo así con la hoja de ruta para lograr una economía circular, en la que los residuos se convierten en recursos.
Sigaus recuperó 12.152 toneladas brutas de aceites usados en 2020 en la Comunidad de Madrid, cantidad que incluye el volumen de aceite usado neto finalmente tratado, 10.590 toneladas, y ciertas cantidades de impropios, como agua o sedimentos, que suponen el 13% del total, y que han de separarse durante el tratamiento. El 64% de los establecimientos en los que se realizó el servicio de recogida fueron talleres mecánicos: 4.333 entre marquistas, multimarca, independientes, multiservicios, especializados, autocentros, mecánica rápida, vehículos industriales o lavado y engrase.
Esta fue, además, la actividad que más aceite usado generó, 6.541 toneladas, más de la mitad del volumen total recuperado en esta comunidad (54%). Un gran número de recogidas tuvo lugar en una amplia variedad de actividades, como la industria, la agricultura, el comercio, la hostelería, el transporte o la construcción, así como relacionadas con la administración pública, las fuerzas armadas, presas, parques eólicos, empresas de alquiler de vehículos o autoescuelas, entre otras, que sumaron 2.478 establecimientos.
Para Eduardo de Lecea, director general de Sigaus, “2020 ha sido nuestro año más responsable. Cuando todo paró, nuestra actividad fue declarada esencial y decidimos reforzar nuestro sistema para seguir ayudando al tejido económico mediante la recogida del aceite usado en toda España. Nuestra misión fue asegurar en todo momento la operativa de otras actividades esenciales y garantizar que el aceite usado no fuera un problema añadido, sino uno resuelto. En definitiva, que la gestión del aceite usado no parase para miles y miles de empresas que nos necesitaban”.
Zonas de especial vulnerabilidad
El vertido de aceite usado provoca graves problemas de contaminación, su combustión incontrolada conlleva emisiones de gases tóxicos y es especialmente dañino en el medio acuático, donde un solo un litro de aceite usado puede contaminar hasta un millón de litros de agua. Esta peligrosidad, unida a la precaria situación económica vivida por la industria gestora de este residuo, llevó a Sigaus a aumentar la financiación de la recogida. Explica De Lecea que “entendimos que una situación excepcional requería medidas excepcionales. En el peor momento, multiplicamos por 6 la financiación de la recogida para ayudar a las empresas gestoras y asegurar que seguían recogiendo el aceite usado en cada rincón de España, por muy lejos que estuviera”. Desde el punto de vista ambiental, la recuperación de este residuo peligroso tiene un importante valor añadido en zonas rurales, donde se encuentran la mayoría de espacios naturales protegidos y recursos hídricos y donde habitan una parte importante de la flora y fauna protegidas. El 34% de los municipios madrileños donde se recuperó aceite usado eran rurales, atendiéndose a más de 180 establecimientos y recuperando 213 toneladas de residuo. En zonas especialmente vulnerables a la contaminación, como las inmediaciones de espacios protegidos y recursos hídricos, se recuperaron 226 toneladas de aceites usados de 48 establecimientos. En concreto, Sigaus recogió 87 toneladas en el entorno de 8 espacios protegidos en la Comunidad de Madrid, incluyendo Parques Nacionales, Parques Naturales, Reservas de la Biosfera y otras áreas de especial protección.
Por su parte, en el entorno de recursos hídricos (ríos, lagos, embalses y zonas sensibles a la eutrofización) se evitó el potencial contaminante de 144 toneladas de aceites usados. Por su parte, la actividad de recogida también fue intensa en zonas de montaña o escasamente pobladas de la Comunidad de Madrid, con la prestación del servicio de recogida en 156 y 18 establecimientos productores respectivamente.
De residuo a recurso
Una vez recogido, el aceite usado es analizado en centros de transferencia donde se determina su destino final. La Comunidad de Madrid cuenta con 15 instalaciones de gestión de aceites usados, incluyendo 3 plantas de gestión final: 1 de regeneración y 2 de tratamiento previo a su valorización energética. Se trata de un residuo que, bien gestionado, tiene valor en su totalidad, ya que contiene importantes recursos materiales y energéticos que permiten su uso como materia prima en la fabricación de nuevos productos, ya sea como nueva base lubricante o como combustible de uso industrial.
El 72% del aceite usado neto recogido en 2020 en la región se trató mediante regeneración, 7.633 toneladas. Un tratamiento que extrae del residuo una base lubricante válida para la fabricación de nuevos aceites, evitando tener que recurrir al refino del petróleo. El volumen de residuo destinado a este tratamiento permitió devolver al mercado 4.778 toneladas de lubricantes y ahorrar 2,2 millones de barriles de petróleo. En términos medioambientales, este proceso hizo posible evitar la emisión de más de 5.000 toneladas de CO2 a la atmósfera.
Los aceites usados que no fueron regenerados se trataron para fabricar combustible de uso industrial, utilizado en centrales térmicas de generación eléctrica, cementeras, papeleras, equipos marinos, etcétera, evitando la utilización de otros combustibles tradicionales como el fuel óleo. A este tratamiento se destinaron 2.957 toneladas en 2020, que evitaron la emisión a la atmósfera de 1.621 toneladas de CO2 y la utilización de 304.833 barriles de petróleo.
El trabajo realizado, según De Lecea, ha solucionado “eficazmente el problema de este residuo peligroso en todos los rincones de la economía y del territorio, aportando nuestra contribución para que muchas de las empresas de nuestro país siguieran adelante. Más allá de las cifras de gestión conseguidas, este ha sido nuestro gran logro, y nuestro orgullo, en este año tan complicado”.
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