Cómo afecta una ergonomía adecuada a los profesionales del taller
Reparación
Las herramientas y equipos de trabajo deben adaptarse a las tareas que ejecutan, así como a quienes los utilizan.
Trabajar manipulando ruedas, baterías, cajas de cambios, tubos de escape, puertas, radiadores o paragolpes puede hacer que los profesiones de los talleres tengan que adoptar posturas forzadas y realizar esfuerzos que aumenten el riesgo de tener problemas musculoesqueléticos, como dolores de cuello, espalda y extremidades.
En España el 46% de los trabajadores afirma sufrir dolor de espalda y el 45% dolor muscular de hombros, cuello y extremidades superiores, de acuerdo con la 6ª Encuesta Europea sobre las Condiciones de trabajo (EWCS) que publica Eurofound, según informa Murcia Economía.
Pero, ¿cuáles son las principales actividades y factores de riesgo, que pueden provocar problemas de tipo ergonómico? En primer lugar, se encuentra la manipulación de cargas por parte de uno o varios operarios (levantamiento, colocación, empuje, tracción o desplazamiento de objetos).
Además, hay que subrayar que las herramientas y equipos de trabajo deben adaptarse a las tareas que ejecutan, así como a quienes los utilizan. De no ser así, el rendimiento laboral puede bajar, provocar problemas de seguridad, accidentes y lesiones traumáticas y musculoesqueléticas de tipo acumulativo.
Este tipo de problemas los pueden provocar fuerzas elevadas (agarres intensos, presiones de los tejidos blandos, por ejemplo), posturas inadecuadas o forzadas (desviaciones de la muñeca, giros, etc.), movimientos repetitivos o falta de descansos que permitan la recuperación.
Por lo que se refiere a las posturas de trabajo forzadas, la aparición de consecuencias musculoesqueléticas dependen de lo forzada que sea la postura, del tiempo que se mantenga y de la frecuencia o la duración de posturas similares.
Cuanto más alejadas sean las posturas adoptadas respecto a las naturales o neutras y, más veces se repitan o más tiempo se mantengan, mayor será el riesgo. Asimismo, como consecuencia de ellas pueden surgir molestias, incomodidad, limitaciones funcionales, dolor persistente en articulaciones, músculos, tendones, etc.
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