Qué tipos de lunas son las más comunes
Sus características de composición pueden variar dependiendo de los efectos que se quieran potenciar en ellas, según Loctite.
Como elementos de un vehículo, las lunas tienen entre sus objetivos permitir la visión del conductor y su protección ante cualquier impacto, el calor o incluso evitar la deformación del techo en caso de vuelco.
No obstante, las características de estos componentes pueden variar, dependiendo de los efectos y materiales que se busquen destacar en ellas, según indica Loctite en una artículo publicado en su blog.
De esta manera, entre los tipos de lunas más comunes que se pueden encontrar en el taller a la hora de reparar, Loctite selecciona seis:
— Lunas de vidrio templado: suelen estar compuestas de una única capa de unos 5 mm de espesor que se consigue mediante un proceso de endurecido térmico a unos 600 °C. Normalmente, este tipo de lunas se utiliza en las puertas y no como parabrisas.
— Lunas de vidrio laminado: están formadas por dos capas o láminas de cristal unidas por una lámina de plástico especial. Tienen mayor flexibilidad que las de vidrio templado, por lo que no se fragmentan con tanta facilidad al romperse.
— Lunas de vidrio tintado: son lunas de color más oscuro y tienen la capacidad de absorber energía solar, con lo que consiguen reducir la carga térmica en el interior del habitáculo. Además, estas lunas deben cumplir unas directivas legales específicas.
— Lunas de vidrio electrocrómico: el vidrio usado en este tipo de lunas posee la capacidad de oscurecerse o aclararse en función de la incidencia de los rayos solares.
— Lunas de vidrio atérmico: regulan la temperatura interior del vehículo mediante la absorción de energía solar.
— Lunas de vidrio térmico: son cristales calefactables que se conectan al sistema eléctrico del vehículo. Su principal ventaja es su capacidad para eliminar el hielo, escarcha o vaho del vehículo.
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