Los talleres segovianos advierten de retrasos en la llegada de recambios
El precio de las piezas sube día a día, se recurre más al componente de desguace y los coches parados en el taller, a falta de recambios, son un coste añadido para el taller, porque ocupan espacio y, si se dispone de coche de sustitución, añaden el precio del servicio.
Los talleres segovianos han empezado a notar el desabastecimiento de piezas de recambios, especialmente electrónicas para sistemas de seguridad pasiva y ayuda a la conducción, al tiempo que han advertido de fuertes subidas de costes tanto en chapa y pintura como en mecánica, asegura eldiasegovia.es.
Algunos usuarios están utilizando sus vehículos con testigos de alerta encendidos, mientras esperan la llamada del taller para comunicarles la recepción de las piezas de recambio. Acerca de este problema de desabastecimiento, asegura Fernando Vázquez, vicepresidente del Gremio Segoviano de Talleres de Reparación de Automóviles y Afines (Gestraa), que el proveedor “no es que me diga que va a tardar tres meses, seis o un año, es que directamente no me da fecha”. Y es solo un caso más de los tantos que suceden en los talleres de Segovia y de toda España y que deja ver cómo está cebándose la crisis de suministros con la automoción; principalmente, con piezas que lleven microchips.
Asegura Vázquez, que las revisiones generales de mantenimiento están pudiendo llevar a cabo sin demasiados problemas y “las reparaciones más urgentes, hoy por hoy, más o menos se van sacando adelante”. Aunque están dándose pequeños atrasos en chapa, explica que “puedes tener un corte puntual de suministro de algún fabricante o igual una pieza rara te puede tardar un mes en llegar, cosa que también te podía pasar antes, pero donde hay mucho desabastecimiento es en piezas electrónicas”. Y añade que para el resto de recambios “creo que los almacenistas tienen para aguantar de momento, aunque tampoco sabemos hasta cuándo va a durar esto y ya se empieza a decir que lo mismo estamos así hasta el verano que viene”. Las previsiones más optimistas apuntan a que la situación no se resolverá hasta después de marzo de 2022.
Un coche actual dispone entre 150 y 300 centralitas, pequeños ordenadores que controlan parámetros del coche. Ante la coyuntura actual, mejor que no falle ninguna, no solo por el riesgo de que la avería se eternice, sino por lo que puede suponer para el bolsillo debido al encarecimiento de estos componentes.
Como propietario del taller Tecnomotor, Vázquez, al igual que el resto de centros de reparación, se ve afectado por la subida de costes en toda clase de recambios. “Un faro xenón direccional que antes te valía 600 u 800 euros, ahora no baja de 1.000, 1.200 o 1.400 euros. Y una cámara de visión delantera, que estaba en unos 600 euros, ahora cuesta más de 980”, y añade que ya le han anticipado que respetarán precio o no, dependiendo de cuándo reciba el recambio. “Te la pueden subir otros 100, 200 euros o lo que les dé la gana”.
Más piezas de desguace
Las piezas electrónicas son también las que más han subido, en buena medida por un sobrecoste del 30 o el 40% en los chips. “Te dicen que hay piezas que valen más que el coche y es verdad, pero da rabia, porque las hay que son básicas para que el coche ande”. Y con este panorama, si antes ya se recurría con relativa frecuencia al desguace, “ahora mucho más, dado que pensar en poner una centralita o un módulo de inyección a un vehículo que tenga ocho o nueve años de antigüedad se hace inviable”.
El presidente de Gestraa, Juan Manuel Escribano, también alerta de que lo que más se está retrasando son los recambios que lleven piezas electrónicas como módulos, airbags, etcétera. De hecho, en su taller ya se han topado con un coche parado por un problema de airbags que aún no puede resolver. Las demoras se notan, sobre todo, “cuando toca esperar una pieza del extranjero, del país del fabricante”, pero en su taller trabajan sobre todo carrocerías y ahí el problema se centra en lo que se le han encarecido ciertos productos químicos y, en consecuencia, la pintura. “Ya en febrero me la subieron el 6%, en junio otro 6%, y seguramente antes de acabar el año tenga una nueva, o una bastante fuerte el año que viene”, aclara.
Explica Escribano que los distribuidores suelen trabajar bajo pedido porque son estocajes que inmovilizados valen mucho dinero, “y antes te ocurría a veces que por lo que fuera tuvieras que esperar, pero ahora parece que se agrava más el tema”. Además, la crisis de suministros no solo es consecuencia de la falta de material y problemas en la cadena de provisión, debido a la subida de costes, sino también por la escasez de transportistas. Al final “el tiempo de estancia del coche en el taller por problemas con los recambios se alarga” y, aunque en muchos casos pueda ser cuestión de unos días extra, es un asunto serio para las dos partes: para el taller, que se expone a tener parte de su espacio ocupado por coches que no puede reparar y, por supuesto, para el cliente, también con sobregasto para el propio taller si presta coche de sustitución unas jornadas extra. La cuestión es cuántas, y sobre todo, cuánto tiempo se puede alargar una crisis de suministros que el sector percibe que, lejos de empezar a remitir, todavía está empeorando.
En este sentido, Vázquez habla de un futuro incierto a corto plazo, porque “la gente está empezando a dejar de usar el coche por lo que cuesta llenar el depósito. El verano fue un desparrame (Segovia llegó a alcanzar niveles de demanda de carburantes superiores a los de 2019), pero veo que las entradas en los talleres están empezando a bajar un poco”.
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