Un taller, sobre la reducción de jornada: "Está genial... pero yo no puedo contratar a nadie"
El propietario de un taller enumera en redes un escenario cada vez más asfixiante en el sector de la automoción por el precio de la mano de obra y la ausencia de relevo generacional.
"Las diez de la noche, catorce horitas de jornada laboral... Y nos dicen que trabajemos siete horas y media, que es para ayudar a la contratación, me gusta, está genial... Para mis chicos, que se lo curran... Pero yo no puedo contratar a nadie: ¿Un aprendiz? Son 2.000 euros brutos al mes para que se pase el día barriendo o tenerle aquí en mi espalda, a la sombra, 13 euros la hora para que esté detrás de mí y me esté preguntando '¿Y esto cómo se hace? ¿Y esto cómo se aprieta?' Pues no voy a contratar a un aprendiz". Es la reflexión de André de Ducla, dueño de Talleres Vistabella (Alicante) en sus redes sociales. En realidad, su testimonio es el de cientos de propietarios en el sector, atenazos por los problemas del precio de la mano de obra y un relevo generacional cada vez más acuciante.
El mecánico prosigue con su amargo relato: "Te dicen también que contrates a un oficial de primera, pero no lo voy a hacer, porque no hay oficiales de primera: si ves alguno por la calle, es que no vale, porque no hay mecánicos, somos como unicornios", afirma diferenciando entre "mecánicos" y "cambiapiezas, que no es lo mismo".
"Cambios de aceite, de pastillas... Eso los chicos que salen de formación, te lo hacen, te montan una culata, te montan un motor...". Sin embargo, la figura del mecánico especializado es otro cantar: "No hay torneros, no hay rectificadores, no hay material, no hay mecánicos... Creo que me voy a dedicar a jugar a las chapas", ironiza hastiado añadiendo que "va para largo", porque "no hay profesionales y los que hay están supercotizados".
El mecánico afirma que los clientes le preguntan "cuándo van a tener su coche". La respuesta es lapidaria: "Cuando pueda". Otra máxima que le repiten es "paga más". Para lo que también se muestra categórico: "Sí, yo puedo pagar más, pero, ¿y el cliente? ¿Está dispuesto a pagar más? Porque a mí el Estado me está pidiendo el 40% de los beneficios, lo que no voy a hacer es poner a mi familia en riesgo, poner el bote para todos y yo morirme del asco", concluye.
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