El taller ante la electrificación del parque español y sus plazos, por Ramón Marcos (Conepa)
El número de operaciones en este tipo de vehículos es aún limitadísimo y, en una buena parte de los casos, vinculado a intervenciones todavía en garantía, algo que cambiará pronto.
La electrificación del parque y sus repercusiones en el taller representan la cuestión más repetida en cualquier foro en el que se habla de nuestro sector. Es también tema frecuente que plantean los medios de comunicación, especialmente los generalistas, orientados al gran público, cuando se dirigen a Conepa para hablar de talleres.
Y es que, como ya hemos verbalizado en otras ocasiones, el eléctrico está por todas partes: en agendas de políticos, desde gran- des mandatarios con proyección universal hasta concejales de pequeños municipios. Está también en la prensa, en redes socia- les y en anuncios de fabricantes de vehículos. Pero se le ve poco rodando por nuestras calles y, consecuentemente, todavía menos en los talleres… al menos de momento.
Es pregunta frecuente la relativa al número de operaciones de eléctricos que entran en nuestras instalaciones. No disponemos de datos, pero se trata de un número limitadísimo y, en una buena parte de los casos, vinculado a intervenciones todavía en garantía. Somos conscientes de que la presencia de estos vehículos en los talle- res irá pareja al aumento de su número en nuestras vías públicas. En Conepa siempre decimos que los talleres no elegimos el parque, sino que damos servicio a lo que eligen nuestros clientes.
Adaptación al parque
Dar respuesta a las necesidades de los automovilistas que acuden a nuestras instalaciones es lo que nos mueve a adaptarnos a cada momento. Hay un largo historial que muestra cómo los talleres han estado siempre a la altura de cada circunstancia. Es verdad que en los procesos de cambio, siempre una parte de los operadores se queda atrás, algunos porque no han sabido y otros porque no han querido adaptarse.
Sin embargo, en ningún caso los cambios tecnológicos han supuesto variaciones significativas en el número de empresas destinadas a la reparación y el mantenimiento de vehículos. En este caso, además, desde el punto de vista técnico, el motor eléctrico no supone una gran complicación para los talleres.
Habrá tantos talleres preparados para trabajar con eléctricos como sean necesarios para darles servicio. Su desarrollo en cuanto a número irá paralelo al del aumento del parque electrificado. Por tanto, nadie debe tener miedo a pensar que el sector no vaya a estar a la altura una vez más.
Transición gradual
¿Cómo repercutirá en la economía de los talleres los costes, tiempos de reparación y el precio de piezas de los eléctricos? De momento, nos faltan datos para aventurarnos a responder esta cuestión. Tendremos que esperar a la incidencia real de estos vehículos sobre el parque global para determinar su repercusión en la economía de los talleres.
En todo caso, será un proceso muy gradual, pues los eléctricos se están incorporando al parque español muy lentamente. Nos queda por delante una larga convivencia con las motorizaciones tradicionales, un factor que ayuda así mismo a la adecuación del sector al mundo de la llamada nueva movilidad.
Desde las asociaciones seguiremos apoyando al sector en un proceso de cambio real y necesario, pero no disruptivo.
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