La ruta del taller en 2022, un camino de contrastes, por Ramón Marcos (Conepa)
En el primer semestre, los talleres facturaron el 7% más que en 2021. Pero el número de operaciones no registró un comportamiento tan positivo y la rentabilidad media cayó el 20%. Los talleres trabajan más, facturan más, pero ganan menos, lo que representa una amenaza en momentos en los que son necesarias inversiones constantes en equipamiento y formación.
Permitidme que me apropie del nombre de vuestra publicación para utilizarlo como titular en la colaboración periodística para esta cita anual con vuestros lectores, a la que acudo, desde hace años, siempre con ilusión y ganas de aportar pequeñas experiencias y puntos de vista, siempre a modo de simple reflexión.
A estas alturas de año, en esta ruta por 2022, la pregunta que nos hacemos todos, como empresarios a nivel individual, y que se nos plantea en Conepa de manera recurrente, hace referencia a la evolución de este último trimestre del año. Sin contar con la ayuda de la bola de cristal y con el riesgo que comporta hacer previsiones en momentos tan convulsos, tenemos la sensación de que 2022 va a ser un año de contrastes.
Os recuerdo el comunicado que Conepa hizo público en julio con los resultados del primer semestre, con una facturación aproximada de 6.330 millones de euros, el 7% más que en el mismo periodo de 2021, con cifra de ventas global similar a la de 2019, es decir, estaríamos ya prácticamente a niveles pre-Covid (el 0,5% por debajo, para ser muy exactos).
Pero esas cifras deben ser matizadas: el aumento de la actividad (número de operaciones realizadas) no registró un comportamiento tan positivo (un 5% más en la comparativa 2021/2022). Además, el análisis no sería completo si no aportásemos otros datos menos favorables: la rentabilidad media cayó el 20%. Uno de cada tres talleres no había “corregido” hasta esas fechas sus tarifas de mano de obra a pesar de las subidas de los costes (energía, salarios) y del momento inflacionista vivido.
Mientras tanto, la factura media del taller se elevó en torno a un 2,5% con respecto al mismo periodo del año anterior, debido fundamentalmente al aumento de precios de los recambios, neumáticos y materiales de pintura. En consecuencia, y como muy bien lo explicaba nuestro secretario general, Víctor Rivera, en el documento de presentación de resultados, los talleres trabajan más, facturan más, pero ganan menos, lo que representa una amenaza en momentos en los que son necesarias inversiones constantes en equipamiento y formación.
La evolución del empleo denota continuidad. En España unas 151.000 personas trabajan en el sector de la reparación y mantenimiento de vehículos. Tras una leve bajada en 2020 por efecto de la pandemia, el nivel de ocupación se recuperó a finales de 2021 y permanece estable. Precisamente es la falta de personal cualificado, la segunda entre las principales preocupaciones de los talleres. Así lo demuestra la encuesta de Conepa relativa a los motivos de inquietud de las empresas del sector.
Por aportar algo nuevo a los datos ya conocidos, podemos adelantar que los meses por excelencia de verano (julio y agosto) han mantenido una tendencia similar, positiva, en cuanto a cifras de venta y actividad, y que septiembre se ha comportado razonablemente bien durante las dos primeras semanas, aunque ya durante las dos últimas denota una cierta ralentización.
Entre las preocupaciones del taller, la mayor continúa siendo la incertidumbre sobre el último trimestre (y más, pero vamos a ir poco a poco), con la subida inquietante de los precios y especialmente de los combustibles y una espiral inflacionista terrible. La situación internacional augura una pérdida del poder adquisitivo de los clientes y una reducción drástica del kilometraje medio, lo que se traducirá en menos operaciones y con menos rentabilidad. En resumen, nuestro futuro está ligado al de toda la sociedad a la que prestamos servicios. Nuestra capacidad de maniobra como empresarios es mínima. ¡Qué bien nos vendría simplemente un poco de cordura en los que nos dirigen!
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