Los residuos menos conocidos del taller a los que la ley obliga a un tratamiento especial

Aceites, neumáticos o baterías no son los únicos elementos a tener en cuenta. Líquidos y gases refrigerantes, adhesivos, envases o trapos forman parte de una lista que conviene tener en mente para cumplir la legislación.

Las sanciones por incumplimiento en la gestión de residuos pueden ascender a 45.000 euros / Redacción Infotaller
Redacción Infotaller

11 de diciembre 2023 - 15:51

El tratamiento de residuos supone una de las acciones que los talleres más deben tener en cuenta.Su gestión y normativa no resultan a veces sencilla de entender y las sanciones de hasta 45.000 euros no son 'moco de pavo'. Por eso, en Asturias, el Gobierno del Principado y la Asociación de talleres Aspa, han elaborado una guía informativa para tratar de explicar los pasos a seguir en este aspecto.

La publicación, disponible tanto en papel como en formato online, cuenta con unas 50 páginas de información. En primer lugar, se explican conceptos básicos como el de residuo, entendido como "cualquier sustancia que su poseedor tenga la obligación de desechar", así como una clasificación en base a la normativa actual.

Sin embargo, la parte de mayor relevancia es aquella donde se analizan los principales residuos del taller así como las pautas correctas de gestión. Más allá de lo relevante con los residuos habituales: neumáticos, aceites, baterías o bombillas, la publicación se centra en elementos que a veces no son tenidos tan en cuenta y a los que también conviene realizar un tratamiento igual de exhaustivo.

Son líquidos peligrosos porque contienen contaminantes como disolventes, con capacidad para alcanzar las aguas, provocando daños para el medio ambiente y la salud.

Su función principal es separar las superficies de contacto de un rodamiento para reducir la fricción mecánica y contribuir a reducir el desgaste. Son sustancias combustibles que también pueden resultar nocivas por contacto con piel y ojos.

Presentan riesgos de inflamabilidad, explosividad, además de nocividad por inhalación, contacto con piel y ojos y por ingestión.

Sus mayores riesgos son por inflamabilidad y explosividad. En menor media, también presentan riesgos en el contacto con piel y ojos.

No se trata de residuos peligrosos, salvo que contengan amianto, material que no puede ser empleado como materia prima desde 2002 por su condición de sustancia muy peligrosa para la salud. Puede encontrarse en elementos fabricados con antelación a esta fecha.

Fluidos frigoríficos empleados para climatización. El riesgo principal son, sobre todo, los fluorados, por contribuir al efecto invernadero.

Sus riesgos son los mismos que los de las sustancias con las que se encuentran contaminados.

Deben aplicarse las mismas precauciones que se utilizan en su manipulación.

Los hidrocarburos son sustancias combustibles altamente inflamables, que tienen riesgo de incendio y explosión además de ser nocivas por vía inhalatoria y dérmica.

Poseen los mismos riesgos que las sustancias con las que se encuentran contaminados.

Son productos inflamables y con elevada capacidad de formar atmósferas explosivas. También poseen propiedades que las hacen peligrosas por inhalación, contacto con piel/ojos y por ingestión.

Son residuos obtenidos de la separación en seco del pulverizado sobrante en los que las partículas están endurecidas y no contienen disolventes.

Residuos obtenidos de la separación por vía húmeda del pulverizado sobrante. El lodo o coagulado de pintura está compuesto por pequeñas cantidades de disolventes, partículas de pintura, agentes coagulantes y contener aceites.

Son sustancias que tienen la finalidad de proteger la chapa de la oxidación. Los aparejos tiene como función aislar las capas inferiores de pintura de las de acabado y servir de soporte a la pintura.

Sustancias capaces de mantener a unidad de contacto de dos solidos.

Por lo general, no se trata de residuos peligrosos, aunque dependiendo de las sustancias con las que hayan estado en contacto, podrían ser consideradas como tales.

Pautas para su correcta gestión

Las pautas para la gestión de estos residuos son varias, aunque el procedimiento es común. En primer lugar, conviene recoger estos líquidos o elementos en depósitos, etiquetarlos y almacenarlos correctamente hasta su retirada.

No menos importante es disponer de sistemas de recogida y detención de los derrames que pudieran producirse. Es importante no reutilizar envases vacíos, y por supuesto, evitar su manipulación hasta que sean entregados a un gestor autorizado para su tratamiento.

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