Cómo elegir la mejor llave dinamométrica para el taller
El blog de Iberisa ofrece recomendaciones para el manejo de este tipo de llaves, advierte sobre precauciones a tener en cuenta durante su uso y explica cómo escoger la mejor para cada tipo de trabajo.
La llave dinamométrica es una herramienta similar a una llave de carraca convencional, pero que permite controlar el par de apriete (medido en Nm o Newton/metro) ejercido sobre el elemento roscado. También conocida como llave de torsión, e incluso torquímetro, es fundamental, por cuestiones de seguridad, especialmente cuando se trata del ajuste de las tuercas de una rueda, motivo por el cual, son especialmente útiles en los talleres. Iberisa, en un artículo de su blog, ofrece recomendaciones para el manejo de este tipo de llaves, advierte sobre precauciones a tener en cuenta durante su uso y explica cómo escoger la mejor para cada tipo de trabajo.
Controlar el par de apriete es especialmente útil cuando se trata de trabajos de mecánica precisos y, gracias a ella, puede garantizarse que se respetan las fuerzas de apriete correctas indicadas por el fabricante y que se está trabajando bajo los márgenes de seguridad.
Estas llaves, además, evitan que se pueda pasar la rosca si se gira con mayor fuerza de la que se debe, evitando así daños que pueden salir caros, especialmente en partes del motor como los filtros de aceite, el cárter o el bloque motor.
Su aspecto y funcionamiento es muy similar a una llave de carraca convencional y solo se diferencia en que usa una mecánica más compleja, que hace que cuando se supera el par marcado salte y evite que se ejerza una fuerza superior a la tolerada.
Algunas son incluso digitales, emitiendo sonidos o señales luminosas cuando han llegado a ese punto. Otras son analógicas, con una aguja que marca el par que se ejerce en cada momento para un mayor control y precisión.
Manejo sencillo
El empleo de la llave dinamométrica es simple, pues solo hay que seguir unos sencillos pasos que, en con la práctica se harán de forma automática. El primer lugar, hay que seleccionar el calibre adecuado para la tuerca en cuestión. Luego se selecciona el par correcto para dicho tornillo en la llave dinamométrica. En las llaves mecánicas de salto tan solo hay que girar una rosca con una escala graduada. Se usa la pestaña que hay en la cabeza para seleccionar si se va a girar a izquierda o derecha; es decir, para aflojar o apretar, respectivamente.
Se procede a girar la rosca con movimientos lentos y de forma constante, evitando brusquedades o movimientos con saltos. De hecho, mientras menor sea el par, más lento debería girarse. Cuando salte el indicador, ya sea mediante sonido, luz, o vibración, hay que parar inmediatamente para no dañar la rosca, ni superar el par recomendado por el fabricante de la pieza.
Una vez apretado el tornillo o tuerca, se encontrará al par correcto. No se usará una llave convencional para reapretar, o no habrá servido de nada el uso de la dinamométrica.
Precauciones
Hay que tener una serie de precauciones básicas a la hora de usar una llave dinamométrica o se puede estropear, como son no tirarla o golpearla, ya que se puede descalibrar, perdiendo su precisión; nunca se usará con tornillos oxidados o atascados, para la fuerza bruta se usará mejor una llave convencional; no se puede mojar con ningún líquido para su limpieza, solo se usa un trapo seco; hay que evitar usar otras herramientas para hacer palanca sobre ella y aumentar la fuerza de torsión; se debe almacenar en su caja para protegerla de golpes y suciedad. Y, para guardarla, no hay que olvidar seleccionar el par más bajo para que dure más.
Si lleva meses o años almacenadas, o está a estrenar, la grasa que tiene en su interior para las piezas móviles es posible que esté algo cuajada. Se puede mover varias veces para que fluya mejor antes de usarla en el trabajo real.
La elección
A la hora de adquirir una buena llave dinamométrica, se deberían tener en cuenta factores como:
- Material y diseño: es importante que tengan una construcción robusta y que los metales empleados no sufran grandes variaciones con los cambios de temperatura para mayor precisión. Además, si el mango es largo, se podrá ejercer mayor par con menos fuerza aplicada, lo que facilita el trabajo. Y si la empuñadura tiene cubierta de goma o rugosidad, puede evitar que se resbale con facilidad.
- Rango de par: cada llave dinamométrica tendrá un par mínimo y máximo. Mientras mayor sea el rango, a mayor cantidad de trabajos se podrá adaptar. Se recomienda comprar llaves que cuenten con al menos entre 40 y 200 Nm.
- Sistema de aviso: cuando se selecciona un valor de par preestablecido, la llave avisará de que se ha llegado al límite mediante distintos sistemas de aviso, como un sonido (clic), señal acústica o vibración. Si se trabaja en un ambiente con mucho ruido es mejor evitar las de sonidos.
- Accesorios: suelen incluir accesorios en los maletines, con cabezales para acoplarse a un buen número de calibres de tuercas diferentes. Generalmente medidos en pulgadas o en milímetros. Siempre se pueden adquirir piezas por separado o usar adaptadores, aunque esto último no es recomendable, ya que podría verse afectada la precisión de la llave dinamométrica.
- Precisión: mientras más precisión tenga la llave, mucho mejor. No obstante, puede haber trabajos de mecánica del automóvil en los que no se requiera tanta precisión. Los modelos con tolerancias de ±4% o inferior son perfectas para trabajos con camiones, motos y coches. Si la llave tiene certificaciones internacionales, mucho mejor, ya que garantizan que han sido calibradas de forma precisa. Como por ejemplo ISO 6789-1: 2017, DIN EN 6789-1: 2017-07 y ASME B107.14M.
- Cabezal de cambio rápido: la mayoría de llaves dinamométricas incluyen un botón de bloqueo que sirve para liberar los cabezales de forma rápida y poder cambiarlos. Esto es una gran ventaja y evita la caída de las piezas, por lo que resulta cómodo.
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