Su petición de ayuda a través de Infotaller, el crudo testimonio de los daños ocasionados en su negocio y la repercusión de sus revelaciones, recogidas por nuestro medido en plena DANA de Valencia, convirtieron a Autos Esteval en el taller epicentro de la catástrofe, como lo “bautizamos” en este medio.

Justo cuatro meses después de ese fatídico 29 de octubre de 2024, Maite Latorre y sus hermanos Miguel Ángel y Javier reciben a Infotaller en su recompuesto negocio, todavía con las señales inequívocas de los destrozos del agua en partes de las dos amplias naves, en el equipamiento y en su mobiliario (la oficina y el área de recepción son ahora una zona vacía en el taller), directamente enviado éste a la basura.

Sus rostros reflejan en este momento alegría e ilusión, pero también el tremendo desgaste de todo el sufrimiento y esfuerzo realizado para poner en marcha de nuevo el motor que alimenta sus sueños profesionales y vitales. Diez años dando servicio a clientes de Catarroja y su entorno, justo en el mejor momento de Autos Esteval, no podían concluir tan abrupta e inesperadamente tras el apocalíptico paisaje que dejó la DANA a su paso por el taller, reflejado en la noticia publicada por Infotaller.

Plataformas solidarias

El impacto de su caso, uno de los muchos entre los talleres de la zona afectada por la DANA valenciana, generó incluso una plataforma altruista y solidaria de ayuda que se extendió a todos los negocios de reparación implicados, primero con el nombre de SOS Valencia Automoción y luego Levantar Valencia, todavía vigente. Su impulsor, Pablo Navarrete, se convirtió en compañero habitual de Autos Esteval, liderando, junto con otros talleres y profesionales del sector, las labores de coordinación de las ayudas, prinicipalmente de búsqueda y entrega de equipos y material a empresas afectadas.

Vista interior de las instalaciones del taller.

Los hermanos Latorre no iban a estar pues solos en el empeño de recuperar su taller. Pero el primer apoyo estaba dentro, en la propia familia. Maite se emociona al contar que en la nave dedicada a la especialidad de mecánica, totalmente atestada de los ya célebres cañizos, no se atrevió a entrar tras el temporal sin que Miguel Ángel le acompañara, por miedo a encontrarse con el cadáver de alguna persona. Y su hermano, chapista y pintor de los de toda la vida, tardaba tres horas en esos primeros días de devastación y colapso en recorrer los quince kilómetros que separan Quart de Poblet, la localidad en la que vive, de Catarroja, para estar a las siete de la mañana en la puerta de Autos Esteval.

Entre los escombros acumulados dentro del taller, el equipo de Autos Esteval encontró serpientes y perros muertos

No aparecieron personas, afortunadamente, al limpiar todas esas cañas y otros escombros, pero sí serpientes o perros muertos, y una rata viva, duras experiencias que relatan ahora casi con normalidad y hasta bromeando. Superada esa fase, los responsables del taller se acuerdan sobre todo de esa gente anónima, “las que más nos ha ayudado, en los peores momentos”, en las tareas básicas de limpiar y retirar la porquería acumulada, los 43 coches que había en el taller cuando llegó el agua desatada y los enseres inservibles para comenzar a pensar en la resurrección del negocio.

Maite Latorre se refiere también a las donaciones altruistas realizadas por otros talleres, el apoyo de Femeval, la organización valenciana en la que se integran las empresas del sector del Metal, o la primera aportación económica importante, los 8.000 euros concedidos por Mercadona y su fundador Juan Roig. Y también al respaldo y aliento recibidos por parte de AcoatSelected y Eurotaller, las dos redes multimarca de las que forman parte, así como de Centro Zaragoza, durante los momentos más difíciles.

La reapertura tan deseada

Justo antes del período navideño, lo básico para volver a abrir el taller se había conseguido. De esas fechas es la foto que enseñan con orgullo Maite y Miguel Ángel, sentados espalda con espalda, embarrados y agotados, en el suelo del taller de carrocería, limpio totalmente y con su tono rojizo recuperado y visible por fin.. Necesitaban un tiempo de merecido descanso para empezar de nuevo, con las pilas recargadas, tras la festividad de Reyes. Ese día de la reapertura encima cortaron la calle de acceso al taller, perpendicular a la conocida como pista de Silla, la autovía con hileras interminables de coches que pudimos ver todos en las imágenes de televisión. Tocó discutir con el oficial de la Guardia Civil para que dejaran paso a los coches de los clientes, pero ya se consideraban impedimentos casi menores tras la magnitud de los daños y los trabajos de recuperación del negocio.

Zona que alberga vehículos para su intervención o ya reparados.

El 8 de enero de 2025 fue el primer día de actividad de Autos Esteval tras la DANA. Como para no recordar la fecha. Ni los “nuevos” problemas que la puesta en marcha del taller generó (y que siguen en parte todavía): cortes intermitentes de luz, el exceso de polvo procedente de la calle, que lastraba el resultado de los trabajos de repintado y las condiciones de las cabinan, la menor demanda de trabajo, las disputas con los peritos y las compañías de seguros por los coches afectados por el temporal…

La gente anónima fue la que más nos ayudó en los peores momentos

Escuchando a los dueños del taller, uno tiene la certeza de que ya nada ni nadie les puede parar. “Mi mayor preocupación ahora es que el taller vuelva a ser el que era antes de la DANA, a nivel de instalaciones, y recuperar a la mitad de la plantilla, ahora en un ERTE por causa de fuerza mayor”, le dice Maite Latorre a este periodista. Son algo más de dos horas de estancia en Autos Esteval que se pasan volando, de puro ejemplo vital, que me hacen sentirme muy orgulloso del sector. Porque el ejemplo de este taller de Catarroja es el de otros colegas que lucharon y siguen haciéndolo por mantenerse a pesar de todos los inconvenientes y al durísimo examen planteado por la Naturaleza en esa zona de Valencia.

Por todo esto, ya en la calle, mirando de reojo la montaña de escombros y basura que se apilan, ¡ya es maldita casualidad! en un extenso vertedero convertido en provisional planta de destrucción de todo ese material, en un enorme solar justo al lado de Auto Esteval, y con el ambiente maloliente que desprende, aún resuenan en mi cabeza las últimas palabras de Maite y Miguel Ángel Latorre antes de la despedida: “Seremos los primeros en apuntarnos y dejaremos el taller para ayudar a quienes pasen por una desgracia como la que nos ha tocado vivir a nosotros”.

Vista interior de las instalaciones del taller.