Limitación a 30km/h en ciudades: ¿llevará más coches al taller?
Los embragues y, en el caso de los vehículos diésel, los filtros de partícular DPF son los componentes que más pueden sufrir con la medida, según Manuel Sánchez (Cars Marobe).
Aunque suene extraño, las bicis fácilmente podrían adelantar a los coches en Bilbao, convertida en la primera gran ciudad de más de 300.000 habitantes en adoptar esta medida. No de España. Del mundo. Hablamos de limitar la circulación a 30 km/h en todas sus calles y avenidas, de forma que los conductores de 435.000 vehículos tengan que tener cuidado con la velocidad si no quieren tener que afrontar sanciones que van de los 100 euros si se circula a 32 km/h a los 600 euros con seis puntos si se excede de 80 km/h.
Se trata de una medida que bien podría extenderse a otras grandes ciudades. De hecho, la DGT ya lo propuso en abril, aunque en solo para aplicar a calles con un único carril por sentido (no a grandes avenidas con dos o más carriles por sentido), lo que según sus cálculos afectaría al 80% de las calles de las ciudades, las cuales sólo soportan el 20% del tráfico urbano. Pero, ¿cómo puede afectar al vehículo circular a menor velocidad? ¿Llevará más coches al taller?
"Los componentes que más pueden sufrir son, en todo tipo de vehículos, los embragues, que tendrán mayor desgaste, y, en el caso de los diésel, además, los filtros de partículas (DFP)", explica a Infotaller Manuel Sánchez, gerente de Cars Marobe, especialista en formación y soporte técnico para talleres. "Si el sensor de presión diferencial detecta que hay mucha suciedad en el DFP, el coche automáticamente pasa a regeneración del filtro, con lo cual inyecta más combustible (y aditivos como AdBlue), generando más humo", precisa Sánchez, para quien esta medida está lejos de ser lo más adecuada si se quiere reducir la contaminación.
Para Sánchez, "la velocidad baja hace que el coche tenga que regenerar muchas más veces el DFP. A menos velocidad, más suciedad y mayor número de regeneraciones, por lo tanto más contaminación y más posibles daños en el filtro, que va perdiendo vida útil cada vez que se limpia". Y no es precisamente una reparación barata. "Reparar un DFP tiene un coste para el usuario por encima de los 1.000 euros", añade.
Aunque la medida en Bilbao tiene como objetivo reducir el tráfico urbano y, por ende, la contaminación, Manuel Sánchez no está de acuerdo con que lo vaya a conseguir. "Pasar de 50 a 30 km/h implica más contaminación porque los coches como más contaminan es en ralentí y cuanto más bajas sean las revoluciones. Para ir a una velocidad de 30 Km/h ningún coche se va a poner a 2.500 revoluciones y los bajos regímenes del motor aumentan la contaminación", asegura.
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