Las emisiones diésel, el enemigo invisible de la salud en los talleres

No es novedad el peligro que suponen para la salud las emisiones diésel procedentes de los vehículos. Por supuesto, para la población general, pero más concretamente para los talleres. Una exposición, aunque sea a corto plazo a concentraciones elevadas de emisiones pueden provocar graves consecuencias para la salud.

Desde irritación de las vías respiratorias, de los ojos, dolor de cabeza, mareos, náuseas y síntomas de inflamación de las vías respiratorias, a incluso cáncer. Las emisiones están consideradas elementos cancerígenos por la normativa laboral desde el año 2021.

La gravedad aumenta en cuanto mayor sea la exposición. Así, cuando se da una exposición a largo plazo, se pueden producir efectos más graves como inflamación pulmonar, exacerbación de la respuesta alérgica, afecciones cardiovasculares y cáncer de pulmón, por no olvidar que se pueden agravar patologías previas de tipo cardiovascular o respiratorio.

También existen evidencias limitadas que relacionan la exposición a estas emisiones con una mayor probabilidad de desarrollar cáncer de vejiga urinaria.

La clave, minimizar riesgos

Ante esta circunstancia, Conepa ha emitido una campaña para informar a los talleres sobre la necesidad de actuar en la medida de lo posible para limitar sus consecuencias.

La primera de las claves, explica la federación, consiste en controlar la exposición, evitando la dispersión del agente al aire que respira el trabajador. Para ello, es importante la instalación de sistemas de aspiración localizada y extracción forzada.

El objetivo no es otro que reducir la exposición tanto como sea posible. Por ejemplo, apagando los motores siempre que no sea imprescindible.

Se recomienda además realizar el calentamiento de los motores en el exterior del centro de trabajo o en lugares bien ventilados. Se sabe que los motores fríos generan una mayor cantidad de hidrocarburos no quemados o parcialmente quemados.

Sistemas de extracción

También está el uso de sistemas de extracción localizada, portátiles o en forma de tuberías flexibles, que se sitúen en los tubos de escape de los vehículos evitando que las emisiones se propaguen por el taller.

En caso de no ser posible, otro factor para reducir las consecuencias de las emisiones es la separación de los lugares de trabajo mediante elementos físicos y sistemas de ventilación con el objetivo de no exponer a aquellos trabajadores que no tengan que realizar operaciones sobre el vehículo con el motor encendido.

Por último y no menos importante, la utilización del equipamento de protección personal. El uso de filtros para para gases concretos. No sirven los filtros de partículas.